Yes, daddy, yes
Todo comenzó cuando un jatiboniquense residente en New Jersey elevaba a un plano estelar a Marco Rubio, porque en Londres se había sentado en un banquete a la izquierda de una personalidad de la realeza. Pero no dijo que el canciller trumpista viajó a continuación a Israel, tras lo cual el genocida premier Benjamín Netanyahu inició un ataque de exterminio contra la población palestina en la Ciudad de Gaza.
Esta acotación pudiera parecer extraña si al elogio a Rubio no se sumaran en las redes sociales los vínculos del engreído personaje con el otrora municipio camagüeyano -hoy espirituano-, cuando en realidad allí nació su fallecida madre, Odrialys, de origen humilde, quien luego se mudó a La Habana, donde se casó, y posteriormente, en la época de la dictadura batistiana, la pareja viajó a Miami. Allí nació Marquito.
Y es bueno subrayar esto, porque Rubio ha tratado de hacer creer que nació en Cuba y su familia tuvo que huir del “castrocomunismo”.
Hoy sigue en ascenso en la política norteamericana, basada en el dinero, el padrinaje y el lobismo -nada de verdadera democracia, la participativa-, y se ha hecho fuerte en comandar la política exterior, la seguridad y el combate a la libertad de expresión, complaciendo enteramente a Trump, a quien, repetidamente, llama “daddy” (papá).
NO SIEMPRE FUE ASÍ
Rubio es........
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