La construcción de la patria en “Patria”
El sentimiento de patria se edifica a partir del nacimiento o adopción en una tierra o territorio. Crece con las relaciones familiares, escolares y mediáticas, y se consolida en la práctica social, política e ideológica. La patria puede ser pasión, cultura, lengua, arraigo, sentido de permanencia que produce orgullo y fervor e impulsa acciones positivas. El sentido patriótico ha sido sintetizado en símbolos y utilizado por la política y la ideología, por lo que se ha manipulado a lo largo de la Historia; sin embargo, nadie debe confundir patria con reino, república o cualquier sistema económico-social o régimen político, mucho menos con gobierno, o con alguien que intente poseerla exclusivamente para sí. Como ha dicho el Apóstol, “la patria no es de nadie: y si es de alguien, será, y esto solo en espíritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia” (“Carta al general Máximo Gómez”, 20 de octubre de 1884; en José Martí. Obras completas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, t. 1, p. 281). Para Martí la patria se construía “con todos y para el bien de todos”; por tanto, debía sostenerse en firmes razones para lograr solidez de principios y que todos cupieran en ella, más allá de líderes, gobernantes, política, ideología, religión…
Después de sus experiencias de vida en algunos países de América Latina, Martí era uno de los cubanos mejor preparado para acometer la construcción de una patria que incluyera a todos los cubanos. Cumplidos 16 años, ya escribía en Abdala: “El amor, madre, a la patria / No es el amor ridículo a la tierra, / Ni a la yerba que pisan nuestras plantas; / Es el odio invencible a quien la oprime, / Es el rencor eterno a quien la ataca” (Abdala; en ob. cit., t. 18, p. 19). Desde adolescente, su pasión por defender a la patria fue la mejor demostración de su amor hacia esta, y con la madurez de su pensamiento ya sabía que se necesitaban muchos sacrificios e inteligencias para defenderla de manera coherente. No podía ser utilizada para provecho personal; su ética dictaba servicio y entrega, y no servirse de ella como pedestal. Hay una razón poderosa: todo lo que existe en la patria es de propiedad común: dicha y dolor, y no feudo o beneficio exclusivo de nadie, por mucho que la haya servido. En la más alta cumbre de su pensamiento y en el año de su muerte, había afirmado: “Patria es humanidad” (Patria, Nueva York, 26 de enero; en ob. cit., t. 5, p. 468).
La idea de la patria en el Apóstol está vinculada indisolublemente a la de la libertad. En las naciones americanas que conoció, comprobó que de nada servirían derechos y beneficios, entre los que se destaca la libertad, si se proclaman pero no se ejercen o se limitan en la práctica civil. En un comentario a un libro de Luis Varela, La democracia práctica, escribió: “Somos libres, porque no podemos ser esclavos: nuestro continente es salvaje, y nuestra condición es el dominio propio: pero no sabemos ser libres todavía” (“La Democracia Práctica”, Revista Universal, México, 7 de marzo, 1876; en ob. cit., t. 7, p. 347). Y comparaba el espíritu libertario del llamado viejo continente en relación con........
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