Sabihondo, sabiondo y polímata
Al concluir la cobertura periodística de una reunión de temas que se abordaban con el vocabulario de los economistas, un amigo que ostentaba un alto cargo se acercó muy preocupado para ofrecerme asesoría si había algo que no entendiera.
Tras agradecerle el gesto le dije que solo había un participante al que no me sentía capaz de reportar sus intervenciones en ninguno de los puntos en los cuales habló, y solicité auxilio, pues las expresiones que usó me parecieron muy profundas e incomprensibles.
Los especialistas rieron de buena gana y me consideraron con capacidad para escribir sin errores, y por tanto, no tenían que aclararme nada, salvo facilitarme el informe que sirvió de base a las discusiones.
En confianza, rebelaron........
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