Atormentados sin tormentas
Debió ser a finales de la década de los 90 del siglo pasado cuando al recorrer el lomerío del Escambray después de un huracán, había una escena rara en Jibacoa, un valle intramontano de la zona montañosa de Villa Clara.
La carretera se había perdido bajo el agua, solo se podían dar unos pasos, pero sin poder reconocer el área a pesar de que durante muchos años fue una ruta semanal para ir de Manicaragua a Trinidad, a través de Topes de Collantes.
Al notar el desconcierto, un lugareño dio un punto de referencia para facilitar la orientación, mostrando un pequeño tramo sobresalilente del agua, lo que a la distancia parecía un simple tubo, pero era la parte superior del asta de la bandera de una escuelita.
Entonces fue cuando resultó posible ubicar dónde estábamos, y calcular el recorrido de un bote tripulado por varios hombres con sacos y machetes que a viva voz preguntaron si quería acompañarlos a recoger........
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