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¡Qué trabajo me dan!

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30.09.2025

Cuando sobre la faz del territorio cubano imperaba la propiedad privada, quienes buscaban su sustento en el sector del comercio y la gastronomía podían perder el trabajo si no trataban bien al cliente, pues la más leve queja de su parte, provocaba una reprimenda o quedar cesante.

Los amos y señores del negocio cuidaban el incremento de sus ingresos con todo tipo de artimañas para atraer como primer paso y así conseguir compradores, lo cual dejaban claro en un slogan de la época: El cliente siempre tiene la razón.

Una incidental: las formas de propiedad no estatal están en proceso de extensión, pero por esos lares también impera el mal trato y los mostradores parecen ser un parapeto para repeler agresiones más que el muebel sobre el cual colocar las mercancías.

Continuamos: Había otras consignas como Un cliente contento es el mejor amigo del comerciante, donde quedaba claro que la amistad consistía en una relación en la cual se efectuara la operación de compra-venta.

Por aquellos tiempos........

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