menu_open Columnists
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close

El bloqueo contra Cuba persiste y se endurece en extremo

9 8
05.10.2025

Señora Presidenta de la Asamblea General:

Señor Secretario General:

Mientras aquí deliberamos, 2,2 millones de seres humanos en Gaza están condenados al hambre por las acciones de genocidio, exterminio y limpieza étnica del régimen sionista, que cuenta con los suministros militares y financieros, y la impunidad que le garantiza el gobierno de los Estados Unidos.

A nombre del gobierno y del pueblo de Cuba, reitero la más firme solidaridad con el pueblo palestino, y con su justa causa a favor de la libertad, la independencia y el fin de la ocupación sionista.

Si el Consejo de Seguridad se muestra impotente por motivo del veto que Estados Unidos ejerce o amenaza con ejercer, y no es capaz de adoptar medidas efectivas para cesar la barbarie, esta Asamblea General tiene el deber y la capacidad de impulsar medidas concretas, sin demora.

Como mínimo, debe declarar de modo inequívoco el derecho de Palestina a ser un Estado miembro de la ONU, en las fronteras previas a 1967, su capital en Jerusalén Oriental y el derecho al regreso de los refugiados.

Once millones de personas, 3 millones de ellos niños mueren cada año de hambre y enfermedades asociadas. La crisis climática está destruyendo naciones y vidas, devastando comunidades y economías. Un puñado de países y personas acumula más riqueza que la gran mayoría de todos los nuestros países juntos. Las colosales desigualdades frenan e impiden el desarrollo sostenible.

No ha habido una respuesta global eficaz a los graves desafíos actuales. No podría haberla porque el orden mundial vigente refleja una era pasada, cuando la mayoría de los países en desarrollo ni siquiera existían como Estados independientes. Hace 80 años, la ONU se fundó con apenas 51 Estados Miembros. Hoy somos 193.

La prioridad más urgente es crear un nuevo orden internacional que garantice la paz, el derecho al desarrollo, la igualdad soberana, la participación y representación de los países en desarrollo en las decisiones de política a nivel global; que proporcione el bien común y la prosperidad en armonía con la naturaleza, y asegure el ejercicio de todos los derechos humanos a todas las personas.

Aspiremos a una nueva coexistencia civilizada, en la que prevalezcan la solidaridad, la cooperación internacional y el arreglo pacífico de controversias, como alternativas a la guerra, al uso de la fuerza, la agresión, la ocupación; una nueva coexistencia opuesta a las aspiraciones de dominación y hegemonismo unipolares. Un orden sin bloqueos ni medidas coercitivas unilaterales, basado en el multilateralismo y con pleno respeto a la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.

Aun con sus limitaciones, Naciones Unidas sigue siendo la instancia más representativa de la comunidad internacional. Tenemos el deber de protegerla y fortalecerla, en su esencia intergubernamental, en sus bases democráticas que no pueden diluirse en agendas generalizadoras, sujetas a prioridades y reglas caprichosas impuestas por quien aporta el mayor financiamiento.

Es necesario resaltar el papel central de la Asamblea General, como su órgano más democrático y representativo.

La iniciativa “ONU80”, lanzada por el Secretario General, debe tener como objetivo principal fortalecer el carácter intergubernamental de las Naciones Unidas y su capacidad para enfrentar mejor los retos acuciantes del presente.

Es preciso rechazar la propuesta amenazante de una nueva doctrina a la que llaman “paz mediante la fuerza”, que equivale a imponer a todos la voluntad arbitraria del imperialismo estadounidense con el uso de la amenaza, la coerción y la agresión.

Es una doctrina concebida para satisfacer las ambiciones de un poderío unipolar ya en declive, que responde, además, a los intereses de las grandes corporaciones transnacionales, a costa de los derechos de naciones soberanas y sus pueblos, y de los valores sobre los que se edificó esta Organización.

En el mar Caribe, se cierne hoy la amenaza de la guerra, con un despliegue naval y aéreo extraordinario, de carácter ofensivo, absolutamente injustificado, con misiles y medios de desembarco y asalto, y submarinos nucleares.

Se lanzan misiles balísticos de pruebas con capacidad nuclear. Estados Unidos esgrime el pretexto del combate al crimen y el tráfico de narcóticos, leyenda en la que nadie cree.

El ataque y destrucción de lanchas sin identificación o destino conocido, el asesinato o ejecución extrajudicial de civiles, la intercepción de embarcaciones o buques pesqueros y las acciones agresivas de Estados Unidos generan una coyuntura peligrosa que viola el Derecho Internacional, amenaza la paz y la seguridad........

© Cubahora