Biden, Harris y ‘The Blue Screen of Death’
Una chapuza. Un fuck-up. No hay otra forma de describir la actuación del Partido Demócrata norteamericano estos últimos meses. Sí, es indudable que, como nos gritan todos los medios, la situación es “histórica”, “única”, “sin precedentes”. Pero lo único histórico de verdad es la dimensión de la chapuza. “La cobardía y la incompetencia de las élites del PD es criminal,” decía ayer mi compatriota, el politólogo Cas Mudde. “Todo el mundo sabía que la salud de Biden era su vulnerabilidad principal. Lo sabían desde hacía cuatro años, pero han esperado hasta tres meses antes de las elecciones para deshacerse de él”.
Para un país que se considera el más avanzado del mundo, EEUU es extrañamente anticuado. Cada día, millones de personas todavía pagan sus cuentas y sus compras usando un cheque de papel, con los números, apenas legibles, garabateados a mano. La burocracia federal y estatal parece haberse estancado en los años 70, como tampoco han sido puestas al día muchas de las infraestructuras: aeropuertos, metros, puentes, redes de suministro eléctrico. El espíritu emprendedor, que ha dado lugar a empresas multinacionales y las mejores universidades del mundo, se manifiesta en el día a día en forma de improvisaciones chapuceras: soluciones tan parciales, temporales y feas como el pedazo de gasa que cubría la oreja herida de Donald Trump –temporary fixes, realizadas con lo que hubiera a mano y cuatro tiras de esparadrapo–. Se hace lo que se puede. Esto, en muchos sentidos, es lo que........
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