Vida y muerte en la frontera sur del Líbano
Los ritmos de la tierra no entienden de guerras. Los campos de olivos del sur del Líbano, resistentes a una frontera acostumbrada a décadas de violencia e invasiones, siempre necesitan los mismos cuidados. Es por eso que Ramez Najdi, agricultor, trata de mantener una rutina lo más parecida a la anterior al 8 de octubre, cuando Hezbolá comenzó a atacar las tierras ocupadas por Israel dentro del Líbano, arrastrando el conflicto sobre Gaza a una dimensión regional.
La milicia libanesa Hezbolá, la más poderosa de Oriente Medio y aliada de Hamás, justifica la “solidaridad” y utilidad de este segundo frente, que ha obligado a desplazar al norte de Israel a 150.000 soldados. De otra manera, sostiene el grupo chiíta, todas las fuerzas del país hebreo estarían concentradas en masacrar la Franja de Gaza.
“Vivimos junto a un vecino al que no le gusta la paz”, sostiene Najdi. El sur del Líbano ha sido escenario permanente de conflicto, recuerda, y a sus 66 años le faltan manos para contar con los dedos los enfrentamientos entre el Líbano e Israel, que incluyen 18 años de ocupación hasta el 2000 y los 33 días continuados de destrucción de la última guerra con Israel en 2006.
El sur del Líbano ha sido escenario permanente de conflicto
Quizá lo que más le afecta, relata Najdi, es vivir en soledad la incertidumbre de no saber dónde caerá la siguiente bomba. Su mujer y su hijo se han unido a las 90.000 personas que ya ha desplazado esta guerra. El agricultor insiste: mientras queden vecinos en Srifa, “marcharse sería como abandonar a tu gente”.
Con una población de 10.000 habitantes, el pueblo se sitúa a 20 kilómetros de la frontera. Los enfrentamientos diarios entre Hezbolá e Israel se producen a unos cinco kilómetros hacia el interior de ambos territorios, por lo........
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