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¡Que vienen los rusos!

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21.06.2024

02.05.24

Impresionante este vídeo de Isabel Díaz Ayuso presidiendo la parada militar del 2 de mayo en Madrid. Imposible glosar con palabras su compostura, esa gestualidad aniñada, la expresión tímidamente retadora, como de niña traviesa haciendo la Primera Comunión. Increíble la ceremonia entera, propia de una ópera bufa, o de una adaptación moderna de Ubú rey. Pero más increíble aún es que el Ministerio de Defensa de un Gobierno que se declara de izquierdas haya autorizado, como número estelar del guiñol ayusista, una exhibición de la Patrulla Águila del Ejército y del Espacio que con sus cazas dibujó en el cielo madrileño la bandera de España. Se trata de una gentileza, al parecer, de la siempre inspiradísima y marcialísima ministra Robles, la gran perla de este Gobierno. Por lo visto, nunca antes se había consentido algo así para actos relativos a festejos de ámbito autonómico. ¿Y cuánto habrá costado el regalito? Empezamos bien el mes.

04.05.24

Gran escandalera a propósito de la decisión del ministro Urtasun de suprimir el Premio Nacional de Tauromaquia. En el fuego cruzado de apologías y agravios, cómo no recordar los posicionamientos respecto a las corridas de Rafael Sánchez Ferlosio, que en su día fue muy aficionado a “la fiesta”, hasta el extremo de emplearse como cronista taurino. Corría el año 1980 y desde las páginas de Diario 16, en plena Feria de San Isidro, escribía cosas como ésta: “Confesaré que a mí, personalmente, me gusta ver corridas, pero me tiene sin cuidado el porvenir de semejante institución cultural. No me parece motivo suficiente para conservarla el hecho de que pertenezca a las esencias de la españolez, porque antes habría que justificar que esas esencias deban ser conservadas o averiguar si los españoles deben seguir pareciéndose a sí mismos”. En una de sus crónicas, Ferlosio salía al paso de una polémica suscitada por el efímero ministro de Cultura Ricardo de la Cierva cuando declaró confusamente que los toros eran “anticultura”. La crónica en cuestión se titulaba “Los toros como Antiespaña” y no tiene desperdicio, mucho menos leída al calor de la reciente actualidad. Los escritos de Ferlosio a propósito de los toros constituyen, en su conjunto, una lectura fascinante, con su mezcla de atracción y rechazos, ya desde las agudísimas consideraciones volcadas en Las semanas del jardín (1974). Están todos recogidos en la edición de los Ensayos completos de la que me ocupé en su día (Debate), y El Paseo Editorial tuvo la buena iniciativa de reunirlos monográficamente en un volumen titulado Interludio taurino y otros textos sobre los toros (2022). Pero en los cuadernos de notas de Ferlosio se conservan un montón de apuntes inéditos que algún día habrá que exhumar oportunamente. Con algunos de ellos armó una de sus últimas tribunas, “Patrimonio de la Humanidad”, que dio ocasión a una réplica airada de Mario Vargas Llosa, valedor entonces de Esperanza Aguirre, a la que Ferlosio clavaba una banderilla en su artículo. Éste terminaba con las siguientes palabras: “La corrida de toros revela la inclinación gestual del alma de los españoles, tantas veces gesteros en el café, gesticulantes en la plaza. Mi ferviente deseo de que los toros desaparezcan de una vez no es por compasión de los animales, sino por vergüenza de los hombres”.

06.05.22

Los escritos de Ferlosio a propósito de los toros constituyen, en su conjunto, una lectura fascinante

Aunque este mes de mayo no está siendo particularmente caluroso, el verano apunta, y como cada año las indumentarias se aligeran y exponen a la luz zonas de la piel que llevan meses tapadas. Por lo que toca a las mujeres, brazos y piernas y hombros y escotes y cinturas se sacan a relucir, y la piel aún no curtida por el sol acusa su propio desnudamiento. Hay algo de intimidad al descubierto en esta palidez de pronto exhibida, que enciende y escandaliza las miradas rijosas (“escándalos de nieve”, decía el padre Benito Jerónimo Feijoo para referirse a los pechos de las mujeres). La cosa guarda una remota semejanza con el efecto que produce una oveja recién esquilada. Con esta peregrina asociación latiéndome en la cabeza, llamó mi atención el siguiente pasaje de Viaje a la Alcarria, de Camilo José Cela: “Unos trasquiladores, muralla adentro, pelan ovejas en una cuadra que da a la calle. El vellón sale entero, como una camiseta, lleno de grasa, y las ovejas se quedan en cueros vivos, flacas, ventrudas, desgarbadas. Unos niños miran, viciosamente, mientras sonríen en silencio. El ver trasquilar ovejas, en una cuadra más que tibia, ardorosa, y llena de un olor acre, profundo, es sin duda un espectáculo adormecedor, una incitación ancestral que ayuda a poner los mocitos en sazón cuando, sin pararse a ver por qué,se mezclan la cachondería y la crueldad en un remoto, inconfesable hervor de la sangre”. Qué trazas se da siempre Cela para detectar los elementos más primitivos, más animales del sexo y cuanto lo rodea. El ingrediente de crueldad que Cela detecta en la escena me lleva, por cierto, de nuevo mediante una peregrina asociación, a recordar las terribles fotos de Robert Capa tomadas en la localidad francesa de Chartres en 1944. En ellas se ve a una multitud vejando a una muchacha a la que acaban de rapar la cabeza por haber mantenido relaciones con un soldado de las fuerzas de ocupación alemanas. La muchacha lleva un bebé en brazos, y sólo lo mira a él, sólo a él, tratando así de abstraerse de las risas y los escarnios de las mujeres que la escoltan y la increpan.

08.05.24

¿Por qué demonios se está extendiendo a toda prisa la costumbre de hablar por teléfono dando volumen a la voz del interlocutor? Trato educadamente de corregir este estúpido uso toda vez que –con frecuencia creciente– me incordia, y sólo cosecho perplejidades y enfados. Esto de hacer pedagogía social me va a costar cualquier día un disgusto.

14.05.24

Al menos una vez a la semana converso con Gonzalo Torné para ver cómo empujamos juntos el Ministerio de CTXT. Un pretexto como cualquier otro para intercambiar ideas y observaciones, y reírnos juntos de algunas cosas. Por ejemplo, de la alarmante proliferación, entre el establishment cultural, de actitudes y retóricas comparables a las que, hace nada menos que cuarenta años, Rafael Sánchez Ferlosio denunciaba y ridiculizaba en una tribuna justamente famosa. El caso es que, entre jerarcas culturales lo mismo que entre escritores y artistas de toda laya, se aprecia una cada vez más sonrojante ausencia de pudor, una frivolidad cada vez más desinhibida. Sirva este introito para encuadrar una de las primeras iniciativas del flamante director del Museo Reina Sofía, Manuel Segade. Ni corto ni perezoso, se ha apresurado a suscribir un acuerdo con la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) para renovar el vestuario de los vigilantes del museo. Con este propósito, la ACME convocó un concurso que ha ganado la firma barcelonesa Lola Casademunt by Maite, “habitual de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid”. Copio los datos de la noticia tal y como la transmite la agencia EFE. Lola Casademunt ganó el concurso “con una propuesta de aires orientales, una colección de prendas sin género, que incluye un abrigo acolchado en color negro con un adorno en el cuello que simula una bufanda, una chaqueta con pliegues orgánicos como si de un origami se tratase, camiseta con el logo corporativo en blanco, pantalones de corte culotte y deportivas fabricadas con ecopiel. Una estética nipona que se acompaña con un pañuelo en un satén bicolor, unos uniformes ‘cómodos, versátiles y sofisticados’, según la creadora”. Por su parte, Manuel Segade ha valorado la capacidad del diseño de Casademunt para adaptarse a todo tipo de cuerpos, “generando al mismo tiempo un volumen interesante y una silueta singular que será muy bien percibida en las salas”. De los atuendos ideados por Casademunt le gusta a Segade, muy particularmente, el “toque asiático y acento urbano, muy adecuado para un museo de arte contemporáneo”. La diseñadora añade que sus propuestas son siempre “una simbiosis entre arte y moda, dos disciplinas que se combinan a la perfección a través de estas prendas en las que destaca la elegancia y la sobriedad”. La firma Lola Casademunt by Maite “es una empresa de moda y accesorios femenina que cuenta con más de 23 tiendas propias, y tiene también presencia en mercados internacionales como Europa con más de 550 puntos de venta”. Todo ideal, como puede verse. Y muy oportuno, en estos tiempos de abundancia. ¡Vayamos todos al Reina Sofía para ver los nuevos uniformes! Me imagino la cara de circunstancias de los pobres vigilantes obligados a disfrazarse de........

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