Lo de Mazón
1- La cultura del evento consiste en paralizar la emisión de información, para centrarse en la retransmisión constante de, lo dicho, un evento, que una semana es Errejón y a la otra una riada. El evento no aporta datos, sino percepciones: ideología, tácticas para la polarización. Por aquí abajo, ese modo de hacer es algo común desde los 90, y adquiere su mayoría de edad como género con el atentado de Atocha/2004. La cultura del evento es una característica de los sistemas informativos –y políticos; son lo mismo– chungos. El presente artículo consiste en un intento de desplazar la espuma de la última espuma –me temo que la última espuma es Mazón–, y apuntar lo que hay debajo de ella. Se trata de diversos objetos, algunos de ellos, en verdad sorprendentes –no se pierdan el punto 11; es la pera– y con capacidad de determinar, de alguna manera, los colores de la época.
2- La gestión de la riada, del rescate y de la reconstrucción –toda esa espuma de los días– ha sido hasta ahora un desastre por parte del Govern Mazón. Bien descrita y sin paliativos. Pero eso no es la noticia, aquello que esconde la espuma. La noticia, lo sólido bajo la espuma, es otra cosa. La noticia es que lo que ha pasado es, simplemente, una consecuencia fatal e inevitable del acceso de personajes como Mazón a las instituciones. Lo que nos lleva a la pregunta: ¿quién o qué es Mazón?
3- Mazón es una autoridad electa que desaparece cinco horas mientras se produce una alarma. Es decir, su oficio no consiste en gestionar esa alarma, sino en gestionar lo que sea que gestionara durante esas horas. Por lo mismo, su oficio no consiste en gestionar lo público, para un territorio y unas competencias, sino en gestionar lo que sea que gestionó durante cinco horas de desaparición. Mazón, en fin, no es una novedad en la sala. Es un paradigma. Un tipo de político que nace de una idea –dilatada– en la política, que consiste en la reducción de funciones y responsabilidades del Estado, pero no en su aparatosidad. Es el político de la desregulación. La desregulación ha requerido un esfuerzo mayor y más constante y sostenido que la regulación. Es decir, ha requerido más Estado. Ha creado un Estado tan fuerte que no solo no precisa de la sociedad, sino que defiende su inexistencia –“la sociedad no existe”, es una, otra, gran frase de Thatcher–. Por todo ello, se trata de un político que no contempla ninguna función social en su cargo. ¿Por qué Mazón no estuvo durante horas donde debería haber estado? Pues porque no solo no debía estar ahí, sino que se le votó para ello.
4- Por eso mismo, en la Gene Cat de 2020, el Presi Torra i Mazón, y la Consellera Vergès i Mazón escribieron protocolos, en plena pandemia, excluyendo ciudadanos de la sanidad. Lo hicieron porque su trabajo no era incluirlos. Por esos mismo Ayuso Mazón, además de esos mismos protocolos, negó el socorro a 7291 ancianos. Lo negó porque su trabajo consistía en no imaginar otra posibilidad. Por eso la Junta de Moreno Mazón está siendo investigada –injustamente, snif, pues esa era su función– por regalar 400 millones a empresas sanitarias privadas, para lo que precisaría de cinco horas diarias. Por eso las CC.AA. PP, como informaba esta semana Francisco H. Valls en La Vanguardia, han rebajado el IRPF por valor de 2.240 millones de euros. Es un dinero que la sociedad, que no existe, no necesita. Y por todo ello Trump está montando el circo que está montando para presentar a los miembros de su nuevo no-Gobierno. No se lo pierdan.
5- El nuevo Gobierno de Trump, si apartan la espuma, está repleto de mazones. Más apabullantes, incluso. No se trata de cantantes melódicos, sino, por ejemplo, de un señor antivacunas gestionando Sanidad, o de una señora que ha pasado a la........
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