Un Gobierno que permite los delitos de odio
Imaginen que existiese un grupo de señores obsesionados con que las mujeres no deberían poder conducir. Imaginen que, aunque las estadísticas negasen la existencia de un problema de seguridad vial relacionado con el género, estos señores se pusiesen manos a la obra para convencer a la población de que sí, de que estamos ante un problema social de primer orden. Imaginen que, cada día, compartiesen en redes imágenes de todos y cada uno de los incidentes de tráfico protagonizados por alguna mujer. Al tiempo, los incidentes protagonizados –en mayor número– por hombres, por supuesto, serían ignorados. Son imágenes reales, dirían, la conductora se llama Mari Carmen y mirad cómo ha dejado esa farola. No estarían mintiendo. El accidente, la farola y Mari Carmen serían tan reales como lo será el accidente que mañana protagonizará Rocío al saltarse un ceda el paso mientras la sensación de peligro va en aumento. Accidente que, de nuevo, nos narrarán con todo lujo de detalles los diarios digitales que han encontrado un nicho de mercado entre los misóginos con tiempo libre.
Imaginen que, cuando un fatal accidente que acaba con la vida de varias personas ocupa un lugar destacado entre los asuntos del día, estos señores que odian a las mujeres al volante se lanzasen rápidamente y de manera coordinada a asegurar, sin prueba........
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