Peinado fue a Moncloa a recoger su querella
Hay días que hacen que toda una carrera profesional merezca la pena, y este era uno de esos días para Juan Carlos Peinado. Once de la mañana. Al tiempo que la España baloncestística se enfrentaba a Grecia en los Juegos Olímpicos de París, el juez llegaba en coche a la Moncloa representando a la selección española de quienes se enfrentan a un invento griego llamado democracia. Un invento sobrevalorado. Tanto que unas cuantas acusaciones inconexas lanzadas desde panfletos ultraderechistas deberían servir para poner contra las cuerdas al presidente elegido por las urnas. Perdón. Olviden lo de presidente, ya que el juez Peinado no acudió al palacio de la Moncloa para tomar testimonio a ningún presidente, a pesar de que la investigación gira en torno a un posible caso de tráfico de influencias, sino a un esposo, el de Begoña Gómez. Como presidente, Pedro Sánchez hubiera tenido derecho a declarar por escrito y librarse del circo que el juez instructor le tenía preparado. Pero esta es una prebenda de la que no puede beneficiarse........
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