“Queda la duda de si Shostakóvich hubiera sido tan grande sin Stalin”
26 de enero de 1936. La ópera de Shostakóvich Lady Macbeth de Mtsensk se representará por undécima vez, pero en esa ocasión con el mismísimo Stalin entre el público, que abandona la obra antes de finalizar, y escribe una crítica demoledora en el Pravda: “Caos en vez de música”. A partir de ese momento, la vida del músico queda amenazada. Cualquier otra composición que firme será severamente examinada. Entre la pulsión creativa y experimental y el acatamiento a las directrices del Partido, se desarrollará desde entonces su oficio. Con una prosa apasionada, el director de orquesta Xavier Güell (Barcelona 1956) presenta Shostakóvich contra Stalin (Galaxia Gutenberg), la tercera entrega de su tetralogía Cuarteto de la guerra, tras los dedicados a Bartók y Strauss.
En cualquier caso, ¿el caos es incompatible con la música?
El caos es incompatible con la música… lo normal sería contestar que sí, pero del caos surge la música y, de alguna manera, está en relación con ella. La música no solo es orden, sino también una cierta explosión, una gran explosión, que podría identificarse con el caos según cómo se entienda el caos. No lo conocí personalmente, pero una de las cosas que aprendí de John Cage, a quien he programado en muchos ciclos musicales, tanto en Madrid como en Barcelona, es que organizar un sistema musical, una armonía musical desde la diversidad más absoluta, por ejemplo, cuando estás sumido en los ruidos de una ciudad, ruidos que van y vienen y proceden de múltiples puntos, es posible. Es decir, es posible, de ese caos inorgánico, no organizado, construir también música. De hecho, toda su música aleatoria, formidable, en la que el azar es sustancial, puede responder a ese caos que él es capaz de escuchar con una cierta organización.
¿Cómo es posible que después de las vanguardias, que aportaron tanta experimentación, belleza y fortuna, en Rusia se cercenase por completo el impulso artístico?
Fue el 26 enero 1936. Shostakóvich está a punto de cumplir treinta años. Hay que recordar lo que había ocurrido desde la Revolución de octubre, en 1917, hasta principios de los años 30, cuando la Unión Soviética vive una explosión artística en todas las disciplinas, respetada y favorecida. El ministro de Cultura de entonces, Anatoli Lunacharski, un gran hombre, favorece y admira las vanguardias, las posibilita, estimula la creación experimental y vanguardista, desde el suprematismo de Malevich hasta el cine de Eisenstein, pasando por el músico Roslavets, el dramaturgo Meyerhold o el poeta Maiakovski. Eso se interrumpe de cuajo desde que Stalin se consolida en el poder. Nikolái Shvérnik hizo todo lo posible para que Stalin no fuera su sucesor, pero entonces Lenin estaba casi acabado, y consigue ser el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, aunque tarde unos años en hacerse con el poder absoluto. Entonces todo cambia, Stalin entiende que los........
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