“Está en juego la trayectoria histórica de Estados Unidos como una democracia liberal”
La historiadora Sylvie Laurent (1974, Bocquier-Bouche) es una de las grandes especialistas francesas en Estados Unidos. Trabaja como profesora en Sciences Po París, además de colaborar con las universidades estadounidenses de Harvard y Stanford. En los libros Capital et race. Histoire d’une hydre moderne, publicado a principios de año, y Pauvre petit blanc, en 2020, ha descrito la centralidad de la esclavitud y el racismo en la génesis del capitalismo y la construcción de la identidad norteamericana. En esta entrevista analiza el ajustado duelo entre la vicepresidenta Kamala Harris, del Partido Demócrata, y el expresidente Donald Trump en las elecciones estadounidenses del 5 de noviembre. La campaña ya ha entrado en la recta final.
¿Por qué las elecciones presidenciales del 5 de noviembre tienen una dimensión existencial para Estados Unidos?
Estados Unidos es un país que siempre se ha visto a sí mismo como una democracia capaz de resistir a las zozobras de la historia y de no verse alterada. Pero con el hipotético retorno de Trump a la Casa Blanca se enfrenta a algo más que una alteración. Se trataría de una contrarrevolución que la dejaría como una democracia dañada de manera definitiva. Puede sonar hiperbólico, pero es el sentimiento que tienen muchos estadounidenses. Creen que está en juego la trayectoria histórica de Estados Unidos como una democracia liberal.
En una entrevista para la emisora de radio France Inter a mediados de octubre, usted advirtió de que “a diferencia de 2016”, esta vez una victoria del candidato del Partido Republicano significaría “que Estados Unidos acepta ser un país de extrema derecha”. ¿Cuál es la diferencia entre el Trump de ahora y el de hace ocho años?
En 2016 había, en cierta manera, una virtualidad de la extrema derecha. Ya se trataba de un dirigente con un discurso populista, racista, demagógico y conspirativo. Todos estos elementos estaban presentes, pero entonces había un conjunto de instituciones que podían ejercer como contrapesos, desde el Partido Republicano hasta la Administración, pasando por los medios o los jueces. Todos ellos frenaron a Trump durante su primer mandato. Sabemos, por ejemplo, gracias al testimonio del que fuera su jefe de gabinete, el general John Kelly, que Trump pidió en 2020 disparar contra los manifestantes durante las protestas por la muerte de George Floyd, pero los generales se opusieron a ello. Y algo parecido sucedió con la Muslim Ban–una orden ejecutiva que impuso severas restricciones a los musulmanes– cuya aplicación se vio obstaculizada por los jueces.
¿Y estos contrapesos se han debilitado desde entonces?
Sí, sin duda. El Partido Republicano está controlado por Trump. Su número dos –y futuro vicepresidente en el caso de una victoria trumpista–, JD Vance, se posiciona aún más a la derecha. La mayoría de los jueces del Tribunal Supremo se identifican con una línea ultraconservadora. En el ecosistema mediático e intelectual han ganado peso las ideas de la........
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