Israel y Estados Unidos pierden crédito en la esfera internacional
Los Estados Unidos están perdiendo credibilidad por su apoyo a Israel.
Joe Biden, el anciano y bondadoso presidente demócrata, no será recordado por haber ganado por los pelos al terrible Trump, sino por haber permitido una de las peores matanzas de las últimas décadas, si no la peor.
“No es bueno para los Estados Unidos ser identificados con tantas muertes”, ha dicho la expresidenta de Irlanda, Mary Robinson, que encabeza un grupo de antiguos dirigentes llamado los Elders. “Washington debe reconsiderar su ayuda militar a Israel”, ha puntualizado.
Netanyahu no será recordado por acabar con el proceso de paz con los palestinos en su primer mandato, 1996-99, sino como el primer ministro más ultraderechista de la historia del país, el que lanzó la mayor matanza de las últimas décadas en el mundo.
Netanyahu será recordado como el primer ministro más ultraderechista de la historia del país
“La desproporcionada respuesta de Israel por los horrendos ataques del 7 de octubre, que condenamos, ha llegado a un nivel de inhumanidad hacia los palestinos de Gaza intolerable”, ha añadido Mary Robinson.
El relator de la ONU, Martin Griffiths, que estuvo en los campos de la muerte de Camboya, asegura que esto le supera.
No, hay que repetirlo, Biden, el muy noble y demócrata presidente, no ha detenido los bombardeos sobre Gaza, como hizo el muy terrible y conservador Ronald Reagan, en 1982, cuando Israel machacaba el sur de Beirut.
Al vetar una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para pedir un alto el fuego en Gaza, el 8 de diciembre, el representante de los EEUU afirma: “Hamás continúa siendo una amenaza para Israel y sigue controlando Gaza”. ¿Hamás controla Gaza, tras 66 días de bombardeos del norte, del sur, con casi dos millones de desplazados? ¿Desde dónde, desde los túneles? ¿Dónde está la famosa red de túneles de Gaza? Sin comentarios. En paralelo, a la misma hora, la administración Biden pide al Congreso que apruebe la venta de 45.000 proyectiles para los carros de combate Merkava israelíes.
Pero en Israel, el gobierno ya sabe que Biden no va a repetir otro veto, por cuestiones internas, hay elecciones y los ánimos están encendidos, y porque el moderado apoyo de los países árabes se está agotando.
Human Rights Watch afirma que los EEUU corren el riesgo de ser cómplices en crímenes de guerra al seguir suministrando armas a Israel
Human Rights Watch afirma que los EEUU corren el riesgo de ser cómplices en crímenes de guerra al seguir suministrando armas a Israel y darle “cobertura diplomática” para las atrocidades que está cometiendo en Gaza.
En el fondo, el primer ministro Netanyahu es sincero: “Les he dicho a los líderes de varios países, Francia y Alemania entre otros, que no pueden respaldarnos en la lucha contra Hamás y, al mismo tiempo, pedirnos un alto el fuego que evitaría eliminar a Hamás”. Pero va a tener muy difícil vender una ‘victoria’ a la población israelí.
Tarde o temprano, quizá antes de fin de año, Biden tendrá que llamar a Netanyahu y pedirle que detenga los ataques, y ambos van a tener bronca, dice el diario israelí Haaretz. O, más bien, Netanyahu le va a montar una bronca al inquilino de la Casa Blanca. A Biden, comentan en Washington, le gustaría acabar con los bombardeos a finales de diciembre. Netanyahu quiere otro mes más. “Sé cómo manejarlos”, ha dicho Bibi varias veces. Está grabado. Tiene pasaporte de los EEUU. Vivió un tiempo en Filadelfia con su familia y luego estudió en Harvard.
Un padre palestino sujeta el cadáver de su hijo, asesinado en su casa durante un bombardeo israelí en el campamento de refugiados de Nuseirat. / Mohammed Zaanoun.
Un padre palestino sujeta el cadáver de su hijo, asesinado en su casa durante un bombardeo israelí en el campamento de refugiados de Nuseirat. / Mohammed Zaanoun.
No, no hay guerra en Gaza. Hay un bombardeo sistemático, masivo, de las zonas civiles por parte de la aviación y la artillería israelíes, apoyado ahora por la IA que escoge los objetivos en función de los datos que ha recabado sobre los posibles paraderos de los dirigentes de Hamás. Si el ordenador da luz verde, disparo. De vez en cuando algún miliciano sube un video con un ataque, varios disparos a una pared.
Las zonas urbanas de la franja son inhabitables. Según la ONU, hay 18.500 muertos y 46.000 heridos desde el 7 de octubre
La proporción de civiles muertos sobre combatientes es de 60/40, mucho más alta, incluso, que en los conflictos del siglo XX, según el sociólogo israelí Yagil Levy. El 40% de las viviendas de Gaza han sido destruidas o dañadas. Las zonas urbanas de la franja son inhabitables. Según la ONU, hay 18.500 muertos y 46.000 heridos desde el 7 de octubre. Han muerto más periodistas que en ningún otro conflicto en las últimas tres décadas, afirma la Federación Internacional de Periodistas, IFJ. Entre los cientos de imágenes que pueda haber visto uno en estos meses, decenas y decenas de niños muertos en todas las posturas posibles, me impresiona todavía la de una niña que acaba de salir de entre los escombros y que pregunta a su tío: “¿Esto es de verdad o es una película?”
La cuestión está en saber si la destrucción se debe a la búsqueda de combatientes de Hamás –hasta la fecha, no se ha mostrado nada de las capacidades militares de la organización, ni túneles sofisticados ni armamento– o todo se debe a un plan premeditado para hacer la franja inhabitable, incapaz de sostener a su población.
Los canales de televisión israelíes raramente muestran escenas de la destrucción causada por sus fuerzas, excepto soldados en acción y familias de los rehenes pidiendo su liberación. Oficialmente, las televisiones quieren ‘proteger’ a los espectadores de las imágenes de sufrimiento en Gaza.
“Pero, ¿esto qué es?”, comenta un espectador en las redes. “¿Intentan infantilizar a la población? Pero si esas imágenes se encuentran en Internet en cualquier página…”.
Las cadenas han mostrado, sin embargo, “decenas de detenidos de Hamás” en calzoncillos y cargados en camiones. Entre ellos, Diaa al-Kahlout, periodista de un diario londinense en árabe y varios miembros de su familia. “Mi padre trabaja en la agencia de la ONU para los refugiados”, dice un palestino. “Le detuvieron en el mercado. No entiendo nada”.
Las televisiones sí mostraron a trabajadores de los hospitales que atendieron a los heridos de la masacre del 7 de octubre, gritando a los miembros del gobierno que fueron a interesarse por la situación: “¡Largaos a casa”, (lejev a baita!, en hebreo), “¡tenéis las manos manchadas de sangre!”. Sería cómico de no ser todo tan dramático. El ejército israelí anunciaba a comienzos de mes que había rodeado la casa de Yahya Sinwar, el dirigente militar de Hamás, presunto cerebro de la operación del 7 de octubre. ¿Qué pretendían decir, que iba a caer, que iba a estar en casa tomando el té con los suyos, en medio de la que está cayendo? Patético.
Pase lo que pase, Bibi Netanyahu está acabado. Tendrá que responder por el gigantesco fallo de seguridad que permitió el 7 de octubre
Pase lo que pase, Bibi Netanyahu está acabado. Tendrá que responder por el gigantesco fallo de seguridad que permitió el 7 de octubre. Durante el último año, las analistas del ejército israelí en la frontera de Gaza, todas mujeres, que se pasan horas y horas ante las pantallas de vigilancia de la franja, advirtieron de movimientos sospechosos. Nadie les hizo caso. La sociedad israelí, que estaba en las........
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