Más allá de las comisiones: la importancia de una estrategia de inversión correcta
Hace unos días, comí en Madrid con un inversor catalán en la taberna San Mamés. Conversamos de todo, excepto de fútbol. Nos conocemos desde hace muchos años y, desde el principio, acordamos ser totalmente honestos el uno con el otro: yo le diría mi opinión sincera sobre cualquier producto financiero y él haría lo mismo respecto a mí, como asesora financiera. Este acuerdo no representa un conflicto de interés para mí; en primer lugar, porque nunca he tenido objetivos de venta y, en segundo lugar, porque este inversor, pese a ser importante para mí a nivel personal, representa una parte muy pequeña del patrimonio de mi entidad. Al igual que con este amigo, suelo expresar mi punto de vista sin reservas en estas tribunas. Mis opiniones se fundamentan en mi experiencia, y siempre intento ofrecer datos y ejemplos que ilustren mis conclusiones. No obstante, es posible que otros profesionales interpreten estos mismos datos de manera diferente, y, por tanto, mis valoraciones pueden no coincidir con las de muchos colegas del sector. Corresponde al lector formarse su propia opinión.
Mientras disfrutábamos de unas magníficas anchoas y una deliciosa ensaladilla rusa, mi amigo inversor me contó que había asistido a una conferencia de un fondo tecnológico en el que invirtió 15.000 euros en abril de 2009. Ahora, 15 años después, sus participaciones tenían un valor de 150.000 euros. Aunque estaba muy contento con el rendimiento, una pregunta de otro asistente a la conferencia le sorprendió: “¿Por qué deberíamos invertir en su fondo, que cobra........
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