Las cuatro palancas impotentes de la Seguridad Social en 2025
Esta sí, la de la Seguridad Social sí es una reforma fiscal que merece tal nombre. Las subidas puestas en marcha por José Luis Escrivá a su paso por el Gobierno culminan en enero, cuando entra en vigor la cotización por toda la remuneración de los afiliados por cuenta ajena, con una suerte de marginal máximo creciente con los años que se activa por debajo de los 60.000 euros anuales, y que no genera derecho marginal a pensión. Una herramienta que castigará a las empresas que tienen en sus plantillas a los 1,3 millones de trabajadores con sueldos por encima de ese umbral y que aliviará la caja de las pensiones, pero a la que no le devolverá el superávit, porque el gasto circula a una velocidad mucho más alta.
Fiel a la política de la patada a seguir que se practica con el gasto público en general, pero de manera pusilánime con la factura de las pensiones, la reforma de la Seguridad Social que escalonadamente ha puesto en marcha el Gobierno desde 2021 responde a una engañosa doble convicción: que todo cuanto crezca el gasto debe ser atendido, primero, y segundo, que la capacidad de las empresas y sus plantillas para financiarlo es inagotable. Que por deteriorada y desequilibrada que esté la pirámide demográfica, que lo estará más con los años, el sistema también piramidal de reparto para sostener el Estado del bienestar resistirá, pese a que ya ahora (y esto lo dicen los actuarios más concienzudos, como Fedea, yo solo lo cito) el déficit de explotación del sistema de pensiones se acerca a los 50.000 millones, y en un par de décadas puede instalarse en el........
© Cinco Días
visit website