La incertidumbre política proyecta su sombra sobre la marcha de la economía
El Gobierno quita importancia a la falta de Presupuestos para este año con una frivolidad preocupante, pero la tiene y mucha. Amén de que las Administraciones públicas estén maniatadas sobre unos ingresos que se acercan al 40% del PIB y unos gastos que lo superan con creces, la renuncia a elaborar las cuentas de este año revela la escasa capacidad del Ejecutivo de coalición para ejecutar una política económica, sea mejor o peor, y lo cambiante que puede ser cuando su futuro depende de tres convocatorias electorales encadenadas en primavera y de estar en manos del humor de media docena larga de partidos con intereses políticos, ideológicos y prácticos diferentes, divergentes y excluyentes.
Gobernar con la precariedad con que lo hace el Partido Socialista mina cada día la credibilidad de sus arriesgadas y atrevidas políticas, y a la postre ha secado la de aquellas que sostienen la política económica, que gira alrededor de los Presupuestos Generales del Estado. Ya era arriesgado pretender vivir una legislatura entera con la aprobación de una única ley de Presupuestos, la del ejercicio de 2024, para prorrogarla un par de veces si el humor de los socios de Pedro Sánchez se volvía corrosivo. Pero es también mala idea echar todos los dados a que las cuentas de 2025 saldrán adelante, porque lo que hoy es blanco para todos sus socios, puede ser negro a la vuelta de unos meses para algunos de ellos.
En términos prácticos, gobernar sin Presupuestos es como hacerlo sin hoja de ruta definida, con una mano atada a la espalda, como si se estuviese en funciones, sin poder atender las grandes decisiones que demanda la marcha de la economía en el momento en que, apenas recompuesta la........
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