¿Será suficiente el plan de Draghi para hacer a Europa grande otra vez?
Europa ha puesto en buenas manos el diseño del plan para agitar su proyecto político, espolear un crecimiento de la riqueza que sostenga el bienestar made in Europe y superar la debilitada confianza de los ciudadanos en el futuro del continente. Mario Draghi atesora la brillantez intelectual necesaria para desperezar a los políticos e ilusionar a los ciudadanos más euroescépticos. El economista italiano ya salvó una vez el euro, cuando el invento estaba contra las cuerdas, y más vale que repita suerte ahora, porque la empresa es de una envergadura desconocida, con enemigos internos cada vez más poderosos e influyentes.
En el verano de 2012, tras el rescate total de Portugal, Grecia e Irlanda, y el parcial de países demasiado grandes como España, las arremetidas de los mercados financieros contra la deuda europea, fuere Triple A o bono castaña pilonga, eran continuas, y los líderes políticos improvisaban decisiones como pollos sin cabeza. El 26 de julio Mario Draghi, el flemático presidente del Banco Central Europeo, asistió a una rutinaria convención financiera en Londres. Comentó a los líderes que le acompañaban en la Longe Gallery de Lancaster House que empleasen el tiempo que precisaran en sus turnos, que él tenía “poco que decir”.
Cuando subió al estrado llamó la atención sobre cómo el abejorro desafía las leyes de la física, y aunque no está preparado para volar, vuela. Algo parecido a lo que le ocurría al euro, que aunque con torpeza, también vuela. “Pero el euro tiene que volar como una abeja, no como un abejorro”, sentenció. Tras un breve silencio, según los cronistas más atentos, con la mirada concentrada en su atril y sin forzar el tono soltó: “The ECB is ready to do........
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