China está remodelando, no asfixiando, la empresa privada
¿Está China ahogando a sus empresas privadas? Tras más de una década de Gobierno cada vez más centralizado bajo Xi Jinping, la respuesta parece clara. El sector privado está en declive por la estricta regulación y las políticas que favorecen a las empresas gestionadas por el Gobierno en detrimento de los empresarios con ánimo de lucro.
A gigantes tecnológicos como Alibaba se les han cortado las alas, mientras una ofensiva contra el sector inmobiliario ha llevado a promotores como China Evergrande a la quiebra. Anbang Insurance, que en su día se hizo con activos en el extranjero como el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, ha sido liquidada y su antiguo presidente encarcelado.
El cambio es evidente en la Bolsa. Según el Instituto Peterson de Economía Internacional, en junio las empresas privadas solo representaban el 33% del valor de mercado combinado de los 100 mayores valores chinos, frente a un máximo del 55% apenas tres años antes. Grupos estatales como la teleco China Mobile y el fabricante de licores Kweichow Moutai han escalado posiciones.
El aparente cambio de empresas dirigidas por empresarios a firmas controladas por el Estado ha coincidido con la peor racha en décadas de la segunda mayor economía. Uno de los remedios sugeridos es “dar mucha más rienda suelta al sector privado para captar realmente el crecimiento de la productividad”, como declaró a Bloomberg Albert Park, economista jefe del Banco Asiático de Desarrollo. Situar a las firmas privadas en igualdad de condiciones con la competencia estatal es la clave para sacar a China de su depresión pospandémica.
Es cierto que muchas empresas del país están en una situación desesperada, en parte por su incapacidad para obtener ayudas con la misma facilidad que las estatales. Pero el Partido Comunista no está estrangulando intencionadamente a las firmas privadas. Más bien, como subraya un proyecto de ley sobre la promoción del sector privado........
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