Se avecinan cambios en la política macroeconómica del Reino Unido
“Cambio”. El eslogan de una sola palabra con el que el Partido Laborista de la oposición británica ha decidido concurrir a las próximas elecciones generales del 4 de julio es ciertamente sucinto. A juzgar por los sondeos de opinión, no hace falta nada más. Los laboristas aventajan al gobernante Partido Conservador en más de 20 puntos porcentuales. Pero, en lo que se refiere a política macroeconómica, el cambio es difícil de encontrar. El programa económico del partido se caracteriza más bien por una llamativa continuidad. Esta posición será difícil de mantener.
Rachel Reeves, ministra de Economía en la sombra (portavoz de los laboristas para la cuestión) se ha comprometido a no alterar la independencia del Banco de Inglaterra y ha prometido que el objetivo de inflación del 2% es sacrosanto. Su único coqueteo con la novedad es la promesa de añadir la lucha contra el cambio climático como objetivo suplementario. Incluso eso es una recuperación de un retoque hecho por primera vez por el entonces canciller (ministro de Economía), Rishi Sunak, en 2021.
Tampoco hay muchos cambios en el Tesoro. Los laboristas han descartado aumentar ninguna de las tres principales fuentes de ingresos del Gobierno: el IRPF, las cotizaciones a la seguridad social y el IVA. El gasto público, por su parte, seguirá sujeto a la misma regla fiscal utilizada por el Gobierno actual, que exige que la deuda pública caiga en proporción al PIB al final de un periodo de previsión renovable de cinco años. Tan similares son las perspectivas macro de Reeves y su homólogo conservador Jeremy Hunt, que algunos analistas han bautizado su visión compartida como heevesianismo.
El compromiso de los laboristas con la actual combinación de políticas es aún más sorprendente si se tiene en cuenta que, según observadores imparciales, es muy poco probable que el próximo Gobierno alcance esos objetivos. En su reciente informe anual sobre la economía........
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