El obseso de los datos que quiere jugar con los grandes
En las tecnológicas emergentes, las famosas startups, el instrumento de medición más socorrido son los inversores. Básicamente, el ecosistema se fía del valor que les dan quienes arriesgan su dinero en ellas. Esto, a pesar de que, de cuando en cuando, el capital riesgo se deja llevar por la euforia y comete errores de valoración groseros. Valga el recuerdo de WeWork.
Lo normal, sin embargo, es que, más mal que bien, acierten. Hace un par de semanas, el neobanco Revolut revalidó su posición como startup europea más valiosa a ojos de los inversores. Lo logró tras superar los 45.000 millones de dólares de valoración, más de 40.000 millones de euros al cambio actual, tras vender, según cifras del Financial Times, unos 500 millones de dólares en acciones secundarias que en su mayoría obraban en poder de trabajadores de la propia empresa.
Aunque lo habitual es que estos esperen a que la startup salga a Bolsa para liquidar sus posiciones, los últimos y decepcionantes estrenos bursátiles que se están dando por la falta de financiación y el viento de cola que impulsa a Revolut han animado a muchos a vender.
El buen momento de la startup se puede resumir en números: 395 millones de euros de beneficio neto en 2023, 56 veces más que el año anterior, y unos ingresos que rondaron los 2.000 millones de euros, el doble que en 2022. En el primer semestre de 2024, Revolut experimentó además un aumento anual de sus ingresos superior al 80%, y una mejor rentabilidad, según sus cuentas internas.
Este éxito tiene nombre y apellido: Nikolai Storonsky (Moscú, 40 años), CEO de........
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