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Los profesionales del Hospital Universitario de Canarias

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A veces la vida es muy puta. Te da un zarpazo inesperado y te arranca la piel a tiras hasta dejarte sin aliento. Las raíces de tu cuerpo, que hasta esos momentos te fijaban con firmeza a la normalidad y la rutina, apenas te sostienen. Sientes que el peso del tiempo y la edad caen sobre ti de una forma inexorable, aplastándote, aunque luchas con todas tus fuerzas para no quedar enterrado entre las ruinas de lo que eras. 

Una sensación oscura y fría te envuelve. Todo se detiene. Solo piensas en un día determinado del calendario, que llevas grabado a fuego, momento en que te pondrás en manos de una cirujana, a partir del cual, quizás, todo cambie otra vez. Hasta entonces, te quedas solo, aprisionado entre las rocas de una orilla en la que no quieres estar, golpeado por las olas del océano como si fuese una maza derribando una pared. La incertidumbre se ríe de ti y observa tu sufrimiento como quien se deleita delante de un cuadro en un museo. El pánico también te acompaña, un mal compañero de viaje, que se adueña de tu silencio, tus pensamientos y emociones.

Así me he sentido durante muchos meses, dejando atrás una etapa que no quiero recordar. Mi confianza en la ciencia y la sanidad pública se convirtieron en una tabla de salvación mental, mientras navegaba por la inseguridad de una enfermedad que me llevó al Hospital Universitario de Canarias (HUC). Ahí todos perdemos la libertad y nuestra autonomía. El posterior tatuaje de una cicatriz nos recuerda el combate en el que estuvimos inmersos, aunque a muchos aún les queda toda una guerra por delante. En medio del campo de batalla, los profesionales de la sanidad pública siempre tuvieron un comportamiento ejemplar, independientemente del puesto que ocupasen, demostrando su implicación diaria en todo el complicado proceso de tratamiento y recuperación de los múltiples pacientes que atienden día tras día. 

No diré que nuestro sistema sanitario sea perfecto, porque tiene muchas carencias, pero, a día de hoy, su blindaje público garantiza el cumplimiento de un derecho universal, sin que se produzcan discriminaciones por cuestiones de raza,........

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