El pasado que vuelve: Los pioneros que juramos por el comunismo
Por Isabel Soto Mayedo
Pueden excomulgarme, no sería la primera vez, pero renunciar a mi honestidad brutal o callar… nunca. No puedo, no quiero.
Sobre todo cuando veo a tantos anticomunistas de última hora –tan viscerales como oportunistas– queriendo hacernos creer que nacieron, crecieron y se formaron en Cuba sin haber saludado la bandera, sin haber llevado pañoleta o sin haber alzado la mano a la frente para repetir, cada día: “¡Pioneros por el comunismo, seremos como el Che!”
No se trata de nostalgia: se trata de memoria, de verdad, de no traicionarnos a nosotros mismos.
Como la mayoría de los nacidos casi al término de la década de los 60s, yo también creí. Amé y defendí lo que creí que era Cuba. La amé como se aman las cosas reales –o que uno cree reales, porque no ha conocido otra cosa.
Todos –o casi todos– juramos por el comunismo y repetimos que seríamos como el Che. Cada curso escolar, unos 80 mil niños se han estrenado como pioneros en las escuelas cubanas.
También defendí el mito, porque me lo inocularon en vena desde la infancia, y no podía imaginar que existiera algo mejor. Sí, amé esos cantos de sirena, pero no con ceguera, pronto mis ojos se abrieron.
Quienes estuvieron en mi entorno, sobre todo laboral, saben que nunca callé lo que sentía injusto o mal hecho, por eso cargué con el San Benito de “conflictiva”, lanzado por corruptos atrincherados en cada nivel del poder, la mayoría de los cuales están hoy fuera de Cuba.
Para ellos, era “libre pensadora”, “hipercrítica”… incluso para parte de mi familia.
Pero sí, amé con........
© Café Fuerte
