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Cuba: El efecto revitalizador de prever el futuro

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15.07.2025

Por Dagoberto Valdés Hernández*

El decadente presente de Cuba muere. Esta agonía se alarga, se agrava, se aferra al pasado y da la orden de impedir el amanecer. Pero todos sabemos que eso es imposible. Nada ni nadie puede detener al nuevo día.

Lo que está sucediendo en Cuba hoy es que están intentando tapiar hasta la última ventana, asegurando las trancas de todas las puertas, taponeando las rendijas que dejan pasar las primeras luces del amanecer. Pero, aún en el búnker más hermético es imposible impedir la libertad de la luz. Esta cerrazón desesperada solo conduce a la libertad. Porque la libertad que crece en el corazón de cada ser humano, de todas formas se abrirá paso. La libertad vendrá si abren y la libertad vendrá si cierran.

Lo peor es cuando, a esa obsesión desesperada de alargar la noche, se une la absurda obstinación de muchos cubanos de taparse los ojos para no ver lo que ya está pasando. Lo más incomprensible de este lúgubre encierro no es que intenten taponear las rendijas, sino que cada cubano persista tozudamente en ponerse una banda oscura en los ojos del alma. “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.

Esta es la verdadera causa del pesimismo irremisible y contagioso. Se parece mucho a la “piadosa” venda de quien no quiere ver su propia muerte. El pesimismo pertinaz no siempre nace de la oscuridad circundante, sino de la negativa perniciosa de no querer ver las rendijas de luz. Incluso, el pesimismo va más allá en la degeneración de la voluntad cuando la persona se acomoda a la oscuridad, cuando se domestica a sobrevivir dando tumbos en la noche, cuando permite que las tinieblas penetren en el alma, cieguen la inteligencia, apaguen los sentimientos y aflojen la voluntad.

Entonces, el ser humano le teme a la luz, le tiene miedo a que el amanecer lo obligue a........

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