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A la luz de la historia: Memo desclasificado arruina mito sobre traición de Kennedy en Bahía de Cochinos

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15.04.2025

Por Arnaldo M. Fernández

La más reciente desclasificación de documentos sobre el asesinato del Presidente John F. Kennedy aporta un memorando de su asesor Arthur Schlesinger, fechado el 30 de junio de 1961, sobre la reorganización de la CIA. El pie forzado no podía ser otro: el fracaso de la invasión contra Castro, que JFK había confesado ya como “la peor experiencia de mi vida” a su rival político Richard Nixon.

La justificación de la derrota en Girón gira más o menos en torno a esta descarga del jurista e historiador Pedro V. Roig en el blog del Centro Cubano de Estudios Estratégicos (CCSS): “El presidente Kennedy exhibió una manifiesta ausencia de audacia y liderazgo [y] su conducta errática (…) alcanzó el nivel de traición”.

A este nivel habría llegado por reducir la fuerza aérea de la invasión a la mitad y cancelado el siguiente ataque contra las bases aéreas de Fidel Castro tras el bombardeo preliminar del 15 de abril de 1961. Sólo que Kennedy no podía poner a Estados Unidos en la picota pública permitiendo reenganchar en el ataque aéreo, a menos que pudiera taparse con que los aviones despegaban del territorio ocupado ya por la Brigada de Asalto 2506. Máxime si aquel bombardeo inicial se había trompeteado como acción de pilotos desertores de Castro.

El Programa de Acción Encubierta contra el Régimen de Castro se aprobó por el presidente Dwight D. Eisenhower, el 17 de marzo de 1960, con advertencia precisa al Director de la CIA, Allen Dulles, de que la mano de Estados Unidos “no saliera a relucir en nada”. Kennedy simplemente honró esta pauta política.

El memo de Schlesinger (copia facsimilar debajo) explica cómo los planes de acción encubierta de la CIA solían darse con trifecta negativa:

  • No guardaban debida relación con las directrices de política exterior
  • No procuraban acertadamente informes de inteligencia
  • No compartían a tiempo los detalles con las demás instancias relevantes del gobierno y al cabo resultaba peor dejar los planes que proseguirlos.

La (mala) suerte echada

A este último respecto, Schlesinger trae el ejemplo ilustrativo de Thomas Mann, Subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, quien se oponía firmemente al plan de invasión, pero reculó al conocerlo en detalle porque la ejecución iba ya tan........

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