De manantial sereno
Este 26 de julio se cumplen 150 años del natalicio de Antonio Machado, intelectual que perteneció a la Generación del 98 y entregó su vida a la segunda república española
El día de su boda con Leonor Izquierdo. / crucerosensevilla.comUna noche de verano/ —estaba abierto el balcón/ y la puerta de mi casa—/ la muerte en mi casa entró./ Se fue acercando a su lecho/ —ni siquiera me miró—,/ con unos dedos muy finos,/ algo muy tenue rompió./ Silenciosa y sin mirarme,/ la muerte otra vez pasó/ delante de mí. ¿Qué has hecho?/ La muerte no respondió./ ¡Mi niña quedó tranquila,/ dolido mi corazón./ ¡Ay, lo que la muerte ha roto/ era un hilo entre los dos!
Emociona, especialmente cuando sabemos las circunstancias que inspiraron esos versos: el fallecimiento de Leonor Izquierdo, la esposa de Antonio Machado Ruiz, uno de los mayores poetas hispanos de todos los tiempos.
Rubén Darío, quien lo conoció en París, lo describió en un poema: Misterioso y silencioso/ Iba una vez y otra vez,/ Su mirada era tan profunda/ que apenas se podía ver./ Cuando hablaba tenía un dejo/ De timidez y de altivez./ Y la luz de sus pensamientos/ Casi siempre se veía arder. Era luminoso y profundo/ Como era hombre de buena fe.
Durante su juventud visitaba frecuentemente el Museo del Prado, sobre todo para observar las pinturas de El Greco, Velázquez y Goya. Además, le apasionaba el teatro, incluso antes de 1900 participó en funciones de aficionados. Por entonces –de acuerdo con el testimonio de su hermano José–, se “pasaba las horas ante el espejo haciendo gestos y contracciones con los músculos de la cara para conseguir diversas expresiones, tomándose muy en serio —como todo lo suyo— el estudio fisionómico”. Ya en el siglo XX, Antonio realizó junto con otro de sus hermanos, Manuel, adaptaciones de varias piezas y entre los dos concibieron obras propias.
Autorretrato
A los 38 años, residiendo en Baeza y ejerciendo como profesor, redacta una sintética autobiografía, en la cual revela: “No tengo vocación de maestro y mucho menos de catedrático. Procuro, no obstante, cumplir con mi deber. Mis lecturas han sido especialmente de filosofía y de literatura, pero he tenido afición a todas las ciencias. Creo conocer algo de literatura española […] Recibí alguna influencia de los simbolistas franceses, pero ya hace tiempo que reacciono contra ella.
“Tengo un gran amor a España y una idea de España completamente negativa. Todo lo español me encanta y me indigna al mismo tiempo. Mi vida está hecha más de resignación que de rebeldía; pero de cuando en cuando siento impulsos batalladores […] Mi pensamiento está generalmente ocupado por lo que llama Kant conflictos de las ideas trascendentales y busco en la poesía un alivio a esta ingrata faena […] Siento una gran aversión a todo lo que escribo, después de escrito y mi mayor tortura es corregir mis composiciones en pruebas de imprenta. Esto explica que todos mis libros estén plagados de erratas.
“Mi gran pasión son los viajes. Creo conocer algo algunas regiones de la Alta Castilla, Aragón y Andalucía. No soy muy sociable, pero conservo afecto a las personas. He hecho vida desordenada en mi juventud y he sido algo bebedor, sin llegar al alcoholismo. Hace cuatro años que rompí radicalmente con todo vicio. No he sido nunca mujeriego y me repugna toda pornografía. Tuve adoración a mi mujer y no quiero volver a casarme […] En general me agrada más lo popular que lo aristocrático social y más el campo que la ciudad […] creo que se debe luchar por el porvenir y crear una fe que no tenemos.
Casa de huéspedes donde vivió en Segovia, en la Calle de los Desamparados. Hoy........© Bohemia
