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La Ley escudo vs. la Ley puñal

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06.08.2025

Al reducir Estados Unidos la cuota azucarera cubana a su mercado, el gobierno revolucionario responde con la nacionalización de 27 empresas yanquis, que incluían 36 centrales azucareros, tres refinerías de petróleo y los monopolios de la electricidad y teléfonos

Fotos. / Archivo de BOHEMIA

Desde la década de 1920, el movimiento revolucionario cubano se trazaba, entre sus objetivos la lucha por la emancipación nacional, la independencia económica, la cual tenía que partir necesariamente de la nacionalización de los servicios públicos (electricidad, teléfono, gas), en manos de compañías estadounidenses. Así lo reflejaban en sus proyectos de gobierno tanto el primer Partido Comunista como la Joven Cuba.

No es de extrañar que Antonio Guiteras hubiera subrayado en su artículo Septembrismo, publicado en BOHEMIA el 1⁰ de abril de 1934, que todo movimiento o partido en este archipiélago, para considerársele revolucionario, tenía que ser necesariamente antimperialista.

Incluso organizaciones políticas que abogaban por el mantenimiento de la propiedad privada, por ejemplo, el Partido del Pueblo Cubano-Ortodoxo (PPC-O), de Eduardo Chibás, dedicara un espacio en su plataforma programática a la expropiación indemnizada de empresas foráneas, como las del teléfono y la electricidad.

Fidel incluyó entre las leyes revolucionarias que adoptarían los moncadistas una vez asumieran el poder la nacionalización de los trust eléctrico y telefónico.

En su alegato de autodefensa, La Historia me absolverá, Fidel incluyó entre las leyes revolucionarias que adoptarían los moncadistas una vez asumieran el poder “la nacionalización del trust eléctrico y telefónico”, a los cuales se les exigiría “[la] devolución al pueblo del exceso ilegal que han estado cobrando en sus tarifas y [el] pago al fisco de todas las cantidades que han burlado a la hacienda pública”.

Ya con la Revolución en el poder, mucho antes de que arreciaran las agresiones de los Estados Unidos, el Comandante en Jefe afirmaba que el enfrentamiento con el capital extranjero “era el único camino correcto de un pueblo que quisiera liberarse […], que las industrias sean de la nación; y la nación pague con su producción; pero que las empresas sean nacionales, que el país no tenga que estar dependiendo de la voluntad de amos extranjeros. Que el amo de sus riquezas sea el país, porque no se concibe un país libre, cuya economía es economía de extranjeros”.

En plena coincidencia con el entonces Primer Ministro, el Che subrayaría semanas después en una comparecencia televisiva: “Nuestro camino hacia la liberación nacional estará dado por la victoria sobre los monopolios y sobre los monopolios norteamericanos concretamente”.

No obstante, en sus primeros 19 meses, el gobierno revolucionario no adoptó medida radical alguna al respecto, salvo la Reforma Agraria y la expropiación a testaferros y personeros del régimen batistiano de bienes malversados. El papel de catalizador lo desempeñarían las empresas petroleras al devenir cómplices de la administración Eisenhower en sus planes de subversión y agresiones económicas contra la Revolución.

La rebelión de las trasnacionales

Durante décadas, tres empresas foráneas (ESSO, Texaco y Shell) asumían la........

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