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Cuando la dignidad en Cuba era menor de edad

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30.09.2025

Así se expresó Pablo de la Torriente Brau a raíz de la manifestación del 30 de septiembre de 1930, cuando la juventud cubana le declaró la guerra sin cuartel a la tiranía machadista

Por. / PEDRO ANTONIO GARCÍA*

Aquel día amaneció muy nublado. Una molesta llovizna, a intervalos, bañaba el pavimento de la calle San Lázaro. José Lezama Lima recordaría en su novela Paradiso, un clásico de la literatura cubana: “Los estudiantes no suben la escalera de piedra hablando, ni se dirigen a la tablilla de avisos en los distintos decanatos para tomar con precisión en sus cuadernos los horarios de clases […] Se fueron situando en la plaza frente a la escalinata”.

Rafael Trejo era uno de los dirigentes estudiantiles con más carisma y apoyo entre la juventud cubana. / Archivo de BOHEMIA

Por aquellos días, Enrique José Varona había cuestionado a la juventud cubana por su pasividad ante el machadato. Años más tarde, Raúl Roa García, Canciller de la Dignidad de la Revolución de 1959, escribiría: “Aunque injustas, aquellas palabras fueron como un puñado de ortigas restregadas en carne viva. Se hizo cuestión de amor propio demostrarle al viejo mentor que éramos sus legítimos discípulos”. Y así nació la idea de marchar el 30 de septiembre de 1930 hacia la casa del pedagogo.

En el Instituto de La Habana (única escuela pública de bachillerato en la capital) se había corrido esa noticia desde la tarde anterior. Ayudaron a propagarla el posteriormente comandante del Ejército Rebelde Luis Orlando Rodríguez y Juan Mariano González Rubiera. Alrededor de ellos se nucleó un grupo, el cual acordó ir ese día a la Universidad.

Llegaron temprano. Policías a pie y a caballo patrullaban las cercanías de la casa de altos estudios; “ya con los sables desenfundados, […] movilizándose como si fueran a tomar posiciones”, según describiría........

© Bohemia