La solidaridad raigal con los oprimidos
El líder de la Revolución Cubana fue un permanente luchador contra el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo, apoyando la independencia de naciones y pueblos, en respeto a la autodeterminación. Un gran defensor de la paz
De las gestas emancipatorias cubanas el joven Fidel Castro Ruz aprendió y aprehendió el internacionalismo. De Carlos Roloff, Henry Reeves, el prominente Generalísimo Máximo Gómez y hasta de las entrañables amistades extranjeras de José Martí bebió la fraternidad y el amor entre los pueblos. También lo nutrió estudiar el camino inverso de los hijos de piel negra que se sumaron a las filas del Ejército Libertador, ofrendando a la manigua saberes ancestrales y una sangre vuelta cubana a fuerza de cargas al machete. De los emigrados de la República española, combatientes contra el franquismo, tomó las anécdotas de compañerismo de la Brigada Internacional, donde Cuba estuvo representada, entre otros, por el comisario político comunista, caído en combate, Pablo de la Torriente Brau.
La vasta cultura y la personal sensibilidad hicieron que, durante los estudios de Derecho en la Universidad de La Habana, asumiera una postura vertical y de involucramiento en las luchas estudiantiles y políticas, no solo de Cuba, sino de Latinoamérica. La historia de nuestras identidades culturales e independentistas le dieron cuerpo a varias de sus acciones puntuales.
Escuela de hombre del mundo
El gran luchador antiapartheid Nelson Mandela siempre reconoció el papel de Fidel en la soberanía africana. / cubadebte.cuEn julio de 1947, Fidel formó parte de un contingente de 1 200 hombres decididos a derrocar al dictador de la República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo, con el objetivo de luego extender la lucha liberadora hacia otras regiones. Para la posteridad quedó como la Expedición de Cayo Confite. Y aunque el empeño no resultó en éxito, la filosofía militar asumida en esas horas la materializó, años más tarde, en los combates en la Sierra Maestra y hasta el triunfo de la Revolución cubana.
Otro suceso formativo de la vocación humanista tuvo su génesis en abril de 1948, mientras Fidel se encontraba en Bogotá, Colombia, participando en el Congreso Latinoamericano de Estudiantes, en coincidencia con la IX Conferencia Panamericana, célebre por adoptar la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA), un ariete contra la ulterior Cuba socialista.
Quien posteriormente se convirtió en nuestro Comandante en Jefe llegó a ser testigo presencial de “El Bogotazo”, el 9 de abril de 1948; en el libro de Katiuska Blanco Fidel Castro Ruz. Guerrillero del tiempo, en el capítulo 9, se recogen algunos de sus recuerdos: “Los estudiantes colombianos me pusieron en contacto con Jorge Eliécer Gaitán. Aquel día me llevaron a verlo y conversé con él. Encontré a una persona de mediana estatura, aindiado, inteligente, listo, amistoso. ¡Con qué........
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