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Pulmones en peligro

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16.10.2025

El Congo y la Taiga absorben más carbono que la mayoría de los ecosistemas del mundo, hoy ambos enfrentan amenazas capaces de cambiar los resultados

La humedad se pega a la piel como una segunda ropa. El aire en la cuenca del Congo no se respira: se mastica, se bebe, se siente en cada poro. A cada paso, las raíces sobresalen y los árboles se alzan con la solemnidad de un templo milenario. El bosque es un murmullo incesante: insectos diminutos vibran cual cuerdas invisibles, pájaros lanzan destellos fugaces de color en la penumbra. No hay silencio posible: el Congo respira, exhala, late. En esa respiración, invisible a los ojos humanos, se esconde uno de los mayores secretos del planeta: toneladas de carbono atrapados por el bosque y guardados con una paciencia infinita.

A miles de kilómetros, el viaje conduce a otro extremo del mundo, donde el aire no sofoca sino corta. La Taiga boreal, inmensa y fría, se despliega interminable. Aquí, la vida se expresa con parsimonia: un lobo cruza en la distancia, un abeto se inclina bajo el peso del hielo, un río avanza lento entre bancos de permafrost, la capa de suelo helado subyacente bajo este bioma. A simple vista parece un paisaje inmóvil, en realidad es una bóveda sellada encargada de guardar bajo tierra una riqueza intangible: carbono acumulado durante milenios, atrapado en el hielo y los suelos congelados. Su quietud no es calma, es contención.

Dos mundos opuestos: uno bulle por la humedad y calor, el otro calla en la penumbra helada. El Congo y la Taiga no se miran ni se tocan, pero forman un mismo equilibrio secreto. Son guardianes invisibles capaces de mantener a raya el calentamiento global. Mientras la atención del planeta suele posarse en el Amazonas, en el corazón africano y en las fronteras gélidas del norte, se juega otra parte del destino climático. Sin ellos, la atmósfera se desbordaría de gases, el aire se volvería más hostil, la vida más frágil. Y, sin embargo, permanecen en la sombra, olvidados en las cumbres internacionales y ausentes en los titulares.

El corazón verde africano sigue revelando especies que desafían nuestra idea de lo conocido. / worldwildlife.org

El Congo, pulmón africano

En el corazón de África se despliega la cuenca del río Congo, una inmensidad verde desplegada por territorios de varios países, –su núcleo principal se extiende por República Democrática del Congo, República del Congo, Camerún, Gabón, Guinea Ecuatorial y República Centroafricana– y la cual constituye la segunda selva tropical más grande del planeta.

Aproximadamente solo en la República Democrática del Congo se concentran más de 150 millones de hectáreas de bosque continuo. Durante mucho tiempo esta región permaneció en la sombra mediática, eclipsada por la narrativa dominante del Amazonas; sin embargo publicaciones recientes como The bold plan to save Africa’s largest forest, perteneciente a la BBC, señalan que en........

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