GenRewire: la revolución silenciosa
Una prometedora técnica biotecnológica modifica el funcionamiento interno de las bacterias, permitiéndoles asumir nuevas funciones
Una bacteria conocida por causar infecciones intestinales se ha convertido en protagonista de una historia inesperada: la Escherichia coli. En contraste con su rol habitual, fue reprogramada por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la principal entidad pública española en este campo, junto con el Barcelona Supercomputing Center (BSC), para llevar a cabo una tarea innovadora: degradar nanopartículas plásticas sin recibir genes externos.
Lo verdaderamente notable no reside únicamente en el éxito, sino en la técnica empleada: GenRewire. En vez de recurrir a la incorporación de ADN foráneo, como se hace con los organismos transgénicos, los investigadores redirigieron proteínas propias de la bacteria y les confirieron una nueva función.
Piense por un momento, para no insertar componentes externos en un motor se reconfiguran los engranajes existentes con el propósito de cumplir una tarea diferente. Eso es, en esencia, GenRewire: una forma de modificar bacterias utilizando sus propias proteínas, apoyados en inteligencia artificial y supercomputación. Un primer caso de uso –muy mediático– ha sido hacer que Escherichia coli degrade partículas nanométricas de PET (el plástico de muchas botellas y fibras). El trabajo académico se publicó el pasado agosto en Trends in Biotechnology.
El Barcelona Supercomputing Center, epicentro de la supercomputación aplicada a la biología. / bsc.esMás allá de la noticia
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