El poder de la censura selectiva y los parámetros de la moral imperante
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Los grandes consorcios mediáticos del mundo han terminado por moldear en gran escala los deseos, las emociones y, hasta, los sentimientos de mucha gente, según sus caprichos e intereses, creando una fantasía apocalíptica que le haga ver como enemigos (reales o potenciales) que debe combatir hasta exterminarlos a grupos comunitarios y sectores sociales, étnico-culturales (musulmanes, indígenas y afrodescendientes) y políticos (básicamente, de izquierda revolucionaria, anarquistas y comunistas) considerados contrarios o diferentes a los parámetros de la moral imperante, que es decir, la ideología que ella representa y defiende. Existe, en consecuencia, una tendencia a instaurar una especie de absolutismo reaccionario, étnico y cultural en el cual no tendría cabida alguna la pluralidad garantizada por cualquier sistema democrático y el amor fraternal que suelen difundir las religiones, en especial las cristianas. La segregación aplicada durante siglos por la civilización liberal (contradiciendo sus propios postulados) y que, paulatinamente, había dado paso a cierta reducción o eliminación legal de su práctica en muchos países durante el siglo XX, incluyendo a Estados Unidos y Sudáfrica, en el presente ha sido reformulada, llegando a ser algo común y fuera de todo debate, pese a las graves consecuencias que ello tiene para el equilibrio social en general. Pero esto no tendría ninguna efectividad si los propósitos de los propietarios de estos grandes consorcios mediáticos estuvieran regulados o controlados por los Estados, algo que,........
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