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¿Cuál es el Punto Más Profundo del Planeta?

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De un trabajo de BARCLAY

La implosión fortuita de un instrumento científico nos permite calcular con más precisión que nunca la longitud del fondo oceánico del abismo Challenger, en la fosa de las Marianas.

Un mapa de la fosa de las Marianas muestra el punto más profundo del océano, el Abismo Challenger.

Un leve chasquido interrumpió el sonido de las olas, el primer indicio de que algo iba mal.

Sentado a bordo del R.V. Falkor en diciembre de 2014, David Barclay escuchó el sonido a través de unos auriculares conectados a un micrófono subacuático en el casco del barco. Su mente se dirigió al par de instrumentos científicos que se hundían en el agua bajo sus pies, de camino a un abismo en el Océano Pacífico conocido como Challenger Deep (o abismo Challenger). El lugar se encuentra en la fosa de las Marianas, a casi 11 kilómetros por debajo del nivel del mar (más de 2000 metros de diferencia con la altura del Monte Everest, que es de 8849 metros), lo que lo convierte en el punto más profundo del océano. Y del planeta.

(Relacionado: Las criaturas de las fosas oceánicas más profundas consumen plástico)

El buque de guerra de la marina británica H.M.S. Challenger zarpó en 1872 en la primera expedición organizada para estudiar las características del océano. Desviado de su rumbo, el barco (mostrado aquí en una xilografía coloreada a mano) se topó con un vasto cañón submarino conocido ahora como la fosa de las Marianas. La tripulación midió la profundidad del extremo sur en 8.140 metros. En una expedición posterior, en la década de 1950, la tripulación del H.M.S. Challenger II descubrió una depresión aún más profunda dentro de esta fosa que marcaba el punto más profundo del océano, bautizado como el abismo Challenger en honor a los dos barcos.

Los dos instrumentos forman parte del trabajo de Barclay para crear una forma compacta y menos costosa de grabar el paisaje sonoro submarino, un proyecto que comenzó como estudiante de posgrado en el Instituto de Oceanografía Scripps. Estudiar el murmullo del mar no sólo podría ayudar a los científicos a entender la estructura del océano, sino que también ayudaría a captar melodías concretas, ya sea de ballenas o de submarinos.

Se esperaba que el viaje de ida y vuelta de los instrumentos para grabar dentro del abismo Challenger durara unas nueve horas. Pero cuando llegó el momento, sólo un superviviente regresó de las profundidades. Y lo hizo con noticias: el Deep Sound Mark II registró el sonido de una misteriosa explosión.

El HMS Challenger llevaba muchos instrumentos científicos a bordo, algunos de los cuales se muestran aquí. De izquierda a derecha se ve una botella de agua de deslizamiento para determinar la salinidad, un plomo de sondeo de copa para recoger muestras del fondo oceánico, una draga para recoger muestras de vida marina, un termómetro para medir la temperatura de las profundidades y sondas para determinar la profundidad del agua.

Como Barclay dedujo más tarde, el estallido que habían escuchado procedía de la implosión de la carcasa de cristal de uno de los instrumentos, una esfera de 38 centímetros de ancho que encerraba la electrónica, la Deep Sound Mark III. Aunque el instrumento quedó destruido, Barclay y sus colegas acabaron encontrando estribillos útiles dentro de la cacofonía del colapso. El equipo utilizó las ondas sonoras rebotadas de la implosión, registradas por el dispositivo superviviente, para calcular una de las mediciones más precisas jamás realizadas en el fondo del........

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