El Congreso sin sesiones
"Soy discrepante anti-multi-tudi-nari-o; ni mando a necios ni obedezco a pícaros". Así se autodefinía mi amigo Arturo Soria y Espinosa, quien fue antimultitudinario solo en la medida en que consideraba que integrarse en una organización multitudinaria o de masas requiriese abdicar de la moral o, lo que viene a ser lo mismo, supusiera la anulación del individuo. Solo en esa medida, pues casi toda su vida estuvo proyectando y animando iniciativas de carácter colectivo que agruparan a personas individualizadas, no a dóciles secuaces.
"El discrepante antimultitudinario es individualizador, no individualista", como solía decir. Entendía en línea con Lamartine que "hay dos patriotismos. Uno se compone de todos los odios, todos los prejuicios… El otro se compone, por el contrario, de todas las verdades y todos los derechos que los pueblos tienen en........
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