Pedro Sánchez debe su presidencia actual a la buena estrategia urdida en Moncloa de que Vox, la extrema derecha capitaneada por Abascal, es lo peor y lo más peligroso que puede haber en este mundo. El argumento continúa con el añadido de que el PP intentará aprovechar la ocasión y los votos de Vox para encamarse en el poder, si los zurdos -como los llama Milei- y la progresía bien pensante no lo impide antes con sus votos en las urnas. La izquierda no consiguió los votos suficientes en 2023, pero las maniobras del PSOE y los oportunismos del PNV y Junts hicieron posible la segunda llegada de Sánchez al poder. Que es donde nos encontramos ahora.

Pero hete aquí, que tanto criticar el mal rollo de la extrema derecha por acá y de la extrema derecha por acullá, acusando a Vox de ser puro veneno, a Giorgia Meloni de ser una tóxica extremista, a Viktor Orbán el hijo mayor de Belcebú, ahora nos encontramos que Sánchez y el PSOE están dispuestos a envainarse todo lo dicho, y abrazarse con naturalidad extrema, de extrema izquierda se entiende, en los brazos de esa ultraderecha que ya no es tan fiera como la pintan para poder........

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