Cambiar el odio por la concordia y la serenidad
Es una de las cosas que más cuesta conseguir y a su vez es de las más fáciles de perder: la serenidad. Vivimos una época en la que el sosiego, la tranquilidad o la calma no forman parte de la vida de los ciudadanos, ni tan siquiera en los meses de verano. Unos y otros se vuelven locos acaparando la existencia como si no hubiera un mañana. Hay que hacer de todo pero no por el placer de moverse sino por la satisfacción de que nos puedan ver en “X” o en “Instagram” o donde sea, pero que nos vean para así poder sentir que existimos. Si no te ven en alguna red no eres nadie y encima no te ponen un “like”; bendita satisfacción la de los ausentes, lo otro es un sinvivir.
La filosofía de vida que actualmente está en vigor en estos tiempos mira a otro lado, y solo de soslayo añora esa calma perdida. Sin embargo, hay que empeñarse en defender la tranquilidad y desterrar de paso las inquietudes y preocupaciones que nos acechan constantemente. Fue Séneca quien hace siglos empezó a plantearse la necesidad de no agobiarse. Actualmente, la filosofía estoica forma parte de........
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