Un beso de colores
Fue en la plaza de Omonia, centro de Atenas. Dos muchachos se besaban en la boca como dos amantes. Unos meses atrás caía la dictadura de los coroneles y en Grecia se respiraba libertad, incluso ese tipo de libertad. Me quedé mirándolos como quien observa a dos marcianos. En España agonizaba la dictadura franquista y mi cerebro, aun adolescente, nunca había visto besarse de esa forma a personas del mismo sexo. La naturalidad con que aquellos chicos hacían sin rubor alguno simplemente lo que sentían me hizo pensar en quién era nadie para juzgarles, prohibirles o demonizarles por ser como eran.
Podría resultar inusual o incluso exótico para el común de los mortales, pero qué daño hacían y a quién para que fueran perseguidos como criminales. Fue entonces cuando tomé conciencia del calvario que hubieron de sufrir aquellos a quienes la naturaleza les hizo diferentes y se veían........
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