El misterio (y la polémica) del vestido modificado de Teresa Urquijo
Cuando ayudo a alguna novia a elegir el traje del "día más importante de su vida" siempre tengo en cuenta dos cosas: que no se disfracen y que además de guapísimas estén cómodas para poder disfrutar de absolutamente todo lo que les espera. Estar preciosa en una esquina, como un gato de porcelana, porque no puedes moverte, me parece el mejor indicio de que el matrimonio va a ser un drama. Que estés (y te sientas) guapa y cómoda, además, hace que todo lo que digan el resto te resbale como si el vestido fuera de teflón.
De todo esto me he acordado mientras leía muchas de las crónicas sobre el vestido, remodelado, con el que se ha casado Teresa de Urquijo con el Alcalde de Madrid este pasado fin de semana. Porque desde que llegaron las redes sociales parece que en España ya no sólo hay "40 millones de seleccionadores de fútbol", sino que también hay "40 millones de estilistas, diseñadores y modistas". Por no hablar de historiadores, conservadores o directores de museos. Me explico.
Opinar, cotillear y hasta criticar (sin meter el dedo en el ojo) no sólo es lícito sino que también es absolutamente terapéutico
De eso viven las revistas del corazón desde hace siglos. Algo te puede gustar o no. Te lo podrías poner o no. Puede ser más o menos de tu estilo. Todo me parece bien. Lo que ya no me parece tan correcto, es, por un lado el insulto, sobre todo si lo haces de manera pública (aunque tengas 5 seguidores en Instagram), y por........
© 20 minutos
visit website