El Pueblo Palestino conoce la prisión, desde la infancia más tierna hasta la llegada de la muerte, siempre bajo la violencia del invasor, pero también bajo la mayor carga de amor que levanta el mundo, el de la clase trabajadora. En las prisiones de los colonialistas nacen niños y niñas, sin dar sus primeros pasos junto a sus madres, contemplan ya los muros y las rejas como su perspectiva. Los sionazis los torturan delante de sus padres para que éstos les digan a quién conocen y de quién saben crítico y Resistente al opresor. En lo más profundo de cada Palestino y Palestina, los Prisioneros son la mano que ilumina la mañana. Los prisioneros son los ojos primeros en el cauce del hogar y son el fuego dulce del espíritu Patrio. Los prisioneros suman en el fruto del olivo y del tomillo que dan raíces a Palestina. Los prisioneros, padres y madres leones crecen en hijos de Palestina.........

© Tercera Información