El mundo financia el déficit de los Estados Unidos
En agosto de 1971, Richard Nixon anunció la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro. Esto cerraba un ciclo abierto con los acuerdos de Bretton Woods, que dieron a los Estados Unidos – la única potencia industrial y financiera que salió con sus capacidades intactas y como acreedor del resto del mundo – la posibilidad de hacer de su moneda la reserva global de valor.
Pero incluso con ese peso norteamericano, debió comprometer el respaldo en oro y, para ello, concentrar las reservas de los países occidentales. Nadie estaba dispuesto a entregar la máquina de imprimir moneda de reserva a un solo país.
Con el gesto de romper la convertibilidad – el llamado Nixon Shock – se derrumbó el sistema de Bretton Woods que había dado estabilidad al comercio internacional desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. El patrón oro, que garantizaba que cada dólar podía cambiarse por una cantidad fija de metal precioso, quedó atrás. Desde entonces, el dólar pasó a sostenerse únicamente de la “confianza” en la economía de los Estados Unidos y en el poder político y militar que lo respalda.
Pero no solo eso. La coacción para obligar a su uso llevó al nacimiento de los petrodólares. El mismo Nixon suscribió un acuerdo con Arabia Saudí, por el que ese país – el principal exportador de petróleo a la fecha – solo aceptaría pagos en dólares norteamericanos. A cambio, los Estados Unidos garantizaría la seguridad de Arabia Saudí. La alta dependencia de las economías del mundo del petróleo garantizó la permanencia de esa moneda como reserva y también como el medio de pago internacional más universal.
Este cambio a una moneda basada en la “confianza” inauguró un orden financiero peculiar: la moneda de un solo país se convirtió en........
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