El cáncer de mama: ni rosa, ni melocotón, sino un gran marrón
En 1991, la estadounidense Charlotte Harley lanzó una campaña para concienciar del cáncer de mama con el símbolo de un lazo de color melocotón (su color favorito) el cual, además, acompañó a numerosas cartas dirigidas a médicos, a congresistas e incluso, al presidente. Empresas como Estée Lauder se pusieron en contacto con ella con la promesa de hacerla rica, a lo que Charlotte se negó porque “las vidas de las mujeres no son un negocio”. Y el lazo cambió de color, pero la enfermedad siguió matando.
Esta situación, lejos de cambiar se ha perpetuado hasta nuestros días, y es que, muchas empresas aprovechan el tirón mediático y la ola de solidaridad de todas las personas que quieren ayudar con un gesto tan sencillo como comprar un dorsal. Es por ello que, desde el PCE en Aragón, hemos escrito este artículo para ofrecer y divulgar otra visión sobre el evento de la carrera de la mujer y de todo el pinkwashing que ello conlleva. Y es que el titular es de las frases más repetidas por todas aquellas que han sufrido cáncer de mama, hartas de la dulcificación de la enfermedad y las campañas de marketing con beneficios que se llevan las marcas, de hasta un 89% (según datos de la asociación Teta y Teta de la última carrera de la mujer) siendo donado tan sólo el 11% de lo recaudado.
En España, la primera iniciativa que dio lugar a........





















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