Poder para poder
Theda Skocpol y Joe Migdal, tremendos científicos sociales y politólogos, nos enseñaron desde hace tiempo que el poder de los estados y sus poderes públicos no es en los hechos absoluto y que sus administraciones no son monolíticas y estables.
Especialmente en los países del gran Sur, pero también en el Norte, los estados y sus aparatos de gobierno operan en contextos de sociedades muy fuertes, ante las cuales no es tan fácil cumplir funciones básicas tales como la de regular, conducir, cobrar impuestos, redistribuir recursos, reproducir ideología, comunicar o convencer.
Por lo general, el Estado es más débil que las sociedades y se encuentra de manera constante desafiado por una miscelánea de actores e intereses diversos que influyen, condicionan o capturan a las oficinas de gobierno, a gobernantes o funcionariado.
De acuerdo con la experiencia, en las sociedades del Sur los impulsos liberales en lugar de generar mercado libre y justo, a través de él fortalecen aún más a los grandes poderes de la sociedad en contra del Estado y lamentablemente en perjuicio de la mayoría popular que queda atrapada entre tales fuerzas y relaciones desiguales.
Un Estado así maniatado pierde capacidades, eficacia y legitimidad. La solución es obvia: un liderazgo alterno apoyado en movimientos populares se decide a........
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