El trumpismo opacó un caso icónico del uso criminal del poder: el asesinato de Luis Donaldo Colosio
El 23 de marzo pasado se cumplió un aniversario más del asesinato del candidato presidencial del entonces jefe del Estado Carlos Salinas de Gortari, para controlar y ganar la sucesión en el poder del Estado mexicano, fueron distintas fuerzas socio-políticas e ideológicas las que se movilizaron y actuaron en dicha coyuntura, abierta y encubiertamente, para continuar dominando la estructura del poder en México desde la presidencia de la república, teniendo como eje del mismo, un presidencialismo desgastado, muy cuestionado y debilitado, antes y después del nombramiento del candidato oficial para vencer en la contienda política en 1994.
La aparente unidad en torno a Luis Donaldo Colosio fue realmente frágil, quizá, mayoritaria al principio, pero de ninguna manera unánime como parecía suceder en contiendas anteriores, durante lo que constituyó el momento estelar del régimen político del presidencialismo despótico, concentrador y excluyente., corporativo, corrupto y represivo, como lo fue el mexicano durante varias décadas, a pesar de la recuperación efímera de algunos años lograda por Salinas de Gortari.
Ese momento estelar era la consumación del traslado de la jefatura del Estado, del control absoluto del poder ejecutivo desde el presidente en funciones hacia el ungido, bajo la apariencia de una elección democrática, en donde la maquinaria del partido de Estado aparecía como invencible: sumaba la administración pública federal y estatal, los aparatos ideológicos del Estado (incluyendo medios masivos de comunicación y prensa escrita), parte importante de las finanzas públicas, más aportaciones privadas cuantiosas, una estructura corporativa partidista que se movilizaba, el apoyo de las instituciones armadas del Estado y el apoyo igualmente del gobierno en turno de los Estados Unidos. Efectivamente, parecía imbatible, pero había acusado ya un desgaste y desprestigio significativo, pérdida de base social, disputa ideológica, nuevas opciones de agrupamiento político de fuerzas retadoras, etc., que auguraba una contienda más cerrada, aunque sin riesgos fundamentales. No olvidemos que Salinas había perdido la elección presidencial en 1988 frente a Cuauhtémoc Cárdenas, dicho por Miguel de la Madrid en dos entrevistas periodísticas años después.
Algunas consideraciones sustanciosas que hacían la coyuntura de sucesión presidencial particularmente conflictiva fueron: a) el bloque en el poder en torno al presidente Salinas de Gortari, luego de un sexenio de ensayos de liberalismo económico y liberalismo social con concentración del poder y autoritarismo, percibía........
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