Especialistas en derecho penal coincidirán: cárcel para educar a la racista
La cárcel es tan antigua como la escuela. Pero, tal como ahora las conocemos, estas instituciones, fundamentales para la marcha correcta de la sociedad, emergieron, con la fábrica, al darse el paso del orden feudal al capitalista. Estoy citando un estudio del jurista argentino Alejandro Miquelarena Meritello, “Las cárceles y sus orígenes”.
El mencionado texto empieza con una cita del poema Martín Fierro, de José Hernández, específicamente tomada de una parte en la que se habla de la penitenciaría:
“Inora el preso a qué lado
se inclinará la balanza.
Pero es tanta la tardanza
que yo le digo por mí:
el hombre que dentre allí
deje afuera la esperanza”.
Supongo que José Hernández se inspiró en La divina comedia de Dante Alighieri; se inspiró, repito, porque sería un exceso acusarlo de plagio, ¿o no? El hecho es que en las puertas del infierno está el siguiente letrero: “Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate” (‘Abandonen toda esperanza, quienes aquí entren’).
La humanidad ha establecido reglas para que cárcel deje de ser sinónimo de infierno. El ideal es que la cárcel sea escuela y hasta centro de manufactura con propósitos de rehabilitación para quienes sufran el castigo del encierro.
No pienso en trabajos forzosos que en alguna época, en ciertas naciones........
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