¿Cuál futuro sin vigencias?
Las grandes obras de infraestructura no pueden ser objeto de improvisación. Por años hemos tenido claro que los proyectos estratégicos (autopistas, puertos, aeropuertos o sistemas de transporte masivo) requieren planeación seria y compromisos firmes. No todos los países pueden darse ese lujo: en tiempos recientes, la cancelación del aeropuerto de Texcoco, en México, terminó costándole miles de millones al Estado en recompras e indemnizaciones; mientras que, en Argentina, concesiones viales anuladas derivaron en grandes litigios internacionales.
Ese espejo muestra la importancia de un legado institucional que Colombia ha sabido y debe cuidar: reglas estables y la certeza de que los recursos comprometidos estarán disponibles según la programación de los pagos y avances en la ejecución del proyecto. Las vigencias futuras nacieron justamente para eso: un mecanismo de planeación financiera, que garantiza la financiación de obras que trascienden gobiernos y ciclos políticos. Gracias a esa disciplina, el país pudo desplegar carreteras de cuarta y quinta generación, y........
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