Colombia no necesita más odio, necesita que la amemos lo suficiente como para salvarla
No existe una Colombia de izquierda ni una de derecha. Existe una sola, y si no la defendemos juntos, la perdemos juntos. Y cuando dejamos que esa división nos gane, no solo se fractura el país: se debilita la economía, se frenan oportunidades, se pierden empleos y crece la desigualdad que ya nos ahoga. Esas fracturas no se quedan en las cifras: se sienten en la vida diaria.
¿Qué vamos a hacer por Colombia?
Hace años que nos están robando algo más que oportunidades: nos están robando presencia, liderazgo y humanidad. No solo se nota en las curules vacías del Congreso. Se siente en los espacios de la vida diaria: la silla que ya nadie ocupa, el pupitre sin estudiante, la mesa donde sobra un plato.
Unas ausencias nacen de la mediocridad de quienes debieron servir y no lo hicieron. Otras, de algo más grave: poder usado para dividir, no para unir. Y así han dejado un país quebrado… y cada vez más solo. Esa ausencia de líderes que amen a Colombia nos golpea a todos. Y mientras sigamos enfrentados, el vacío no solo crecerá: nos tragará como........
© Revista Semana
