La larga crisis de la Unión Europea: el fracaso de la solución político-militar
¿Por qué las clases dirigentes europeas se han convertido en entusiastas de una estrategia político-militar que perjudica gravemente sus países?
“Lo que los europeos tienen que comprender sobre el discurrir de la guerra de Ucrania hasta el momento es que construir una nueva arquitectura de seguridad, construir una casa europea sin Estados Unidos, se ha convertido en algo vital para su supervivencia”
Oskar Lafontaine (2023)
Los tiempos son difíciles, los que se avecinan serán aún peores. Habría que exigir hablar con claridad y evitar el lenguaje falsario. La voladura, el 26 de septiembre de 2022, del Nord Stream 1 y el Nord Stream 2 puso fin a cualquier debate serio sobre la supuesta autonomía estratégica de la Unión Europea y mostró hasta qué punto está sometida a la lógica de poder y a los intereses estratégicos de los EEUU. El Presidente Biden se lo dijo, en vivo y en directo, al canciller Olaf Sholz: Alemania tiene que suspender inmediatamente las obras del gaseoducto Nord Stream 2 y dejar de recibir gas y petróleo de Rusia. Unos meses después -en pleno conflicto armado en Ucrania -ambos gaseoductos fueron dinamitados.
Todos sabemos quién estaba por delante y quién estaba por detrás; tampoco se oculta demasiado, solo silencio y bulos que, dependiendo de los días, señalan pistas falsas para eludir la responsabilidad de los “primos americanos”, como diría John Le Carré. La vejación no pudo ser mayor: aliados de la OTAN sabotean una construcción estratégica, vital, de Alemania y no pasa nada. Es más, nadie denuncia, nadie investiga en serio, nadie dimite y, lo que es peor, el alineamiento del país germánico, del conjunto de la UE con la Administración Biden se hizo más estrecho, más férreo. Dicho a lo Vito Corleone: le hicieron una oferta que no pudieron rechazar. Este dato pone de manifiesto la determinación, la importancia decisiva que la guerra programada contra Rusia tenía para los EEUU y la necesidad imperiosa de contar con unos aliados europeos disciplinados y comprometidos, costara lo que costara. Lo que no esperaban era que Trump volviera a ganar las elecciones y que el escenario pudiese cambiar tan rápidamente. Es el problema de ser aliado subalterno de una gran potencia en declive y en plena mutación política, social y cultural. Ahora toca rasgarse las vestiduras, denunciar la ingratitud del malvado Trump e ir recomponiendo la figura para lo que viene, a saber: cambiar de opinión sin que se note mucho
La vejación no pudo ser mayor: aliados de la OTAN sabotean una construcción estratégica, vital, de Alemania y no pasa nada
La pregunta hay que hacerla:
¿Por qué las clases dirigentes de los países de la UE se han convertido en actores entusiastas y fervorosos de una estrategia político-militar que perjudica gravemente su economía, la hace comercial y tecnológicamente más dependiente y la convierte de nuevo en zona de guerra, campo de batalla entre dos grandes potencias?
Una primera respuesta, pondría el acento en que, una vez más, las cosas no han salido como se esperaban. La idea era someter a Rusia a una guerra de desgaste comercial, financiera y militar que provocara una crisis económica especialmente grave, malestar social, división del equipo dirigente y la caída de Putin. Lo que se puede decir, a tres años del comienzo de la intervención militar rusa, es que el plan no ha funcionado y que el consenso en torno a Putin se ha hecho más fuerte y sólido. La economía rusa crece por encima de la media europea; su política de sustitución de importaciones está siendo exitosa; su complejo militar, científico e industrial se desarrolla eficazmente y la producción de materias primas vegetales y minerales tienen un dinamismo difícil de negar. Es más, Europa hoy sigue dependiendo del gas y del petróleo ruso a pesar de los esfuerzos de los norteamericanos.
La idea era someter a Rusia a una guerra de desgaste comercial, financiera y militar que provocara una crisis económica especialmente grave
Lo más notable es que en el frente militar la situación de las fuerzas ucranianas es extremadamente difícil y que la guerra se decanta en favor de las fuerzas armadas rusas. Si se ahonda un poco aparece siempre, siempre, el desprecio de las elites europeas a una Rusia bárbara, atrasada e insoportable tapón geopolítico. Los dirigentes polacos lo dicen cada día: no debería existir un Estado así. En esto no hay que equivocarse, los planificadores de la OTAN sabían perfectamente que Ucrania nunca ganaría esta guerra; simplemente, sería el instrumento (pondrían los muertos y las riquezas del país) para infligir una derrota estratégica a la potencia euroasiática y debilitar China, que era el verdadero objetivo del viejo equipo de Hillary Clinton, del que formaba parte........
© Rebelión
