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Por qué la izquierda necesita volver a pensar la cuestión generacional

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La izquierda envejece cuando deja de seducir a la juventud. La extrema derecha ya lo entendió: conquistó las redes, el lenguaje digital y la rebeldía. Recuperar esa energía es una tarea urgente.

Una corriente que invalida el saber de las antiguas generaciones de militantes anula con ello no solo su memoria, sino también su capacidad presente de actuación y lucha. Construir direcciones lleva tiempo. Por eso, las generaciones más viejas son el cimiento de cualquier agrupamiento. Ellas cargan con la experiencia política, la tradición ética y organizativa, el programa histórico. Su papel, por tanto, no es el de sabios y pasivos consejeros, sino el de miembros activos. Pero el cimiento no es todavía el edificio. Es la juventud la que debe constituir las paredes, las aberturas y el acabado fino del edificio. Un colectivo que no promueva la renovación generacional de sus cuadros dirigentes está condenado a la crisis y al estancamiento. No fueron pocas las rupturas recientes en el campo de la izquierda que tuvieron como motivo alguna forma de conflicto generacional. La integración de las distintas generaciones en la estructura de la organización es un tipo de arte tan delicado como imprescindible para la salud interna de una corriente.

Pero las cosas cambian un poco de figura cuando se habla de la composición general del grupo. Una organización que pretenda cumplir algún papel en la historia necesita ser, en promedio, una organización joven. El envejecimiento generalizado de una corriente, la permanencia de un mismo equipo de dirección durante largos años al frente del aparato partidario, la desaparición del papel de la juventud en la estructura del colectivo, una débil actuación en el movimiento estudiantil y juvenil son síntomas que deben preocupar.

No se trata de un deseo interno, sino de una necesidad de la lucha. Difícilmente podemos encontrar algún movimiento histórico importante que no haya tenido a la juventud como protagonista: desde la Revolución Rusa hasta las actuales protestas de la Generación Z (aún no estudiadas por la izquierda), pasando por la Revolución Cubana, la Revolución de los Claveles, el Mayo del 68, la resistencia contra las dictaduras en América Latina, las protestas de los últimos años en la región y el mundo, las luchas de solidaridad en defensa del pueblo palestino y muchas otras.

En el mundo actual, en que se profundiza el abismo generacional debido al acelerado avance de la tecnología y a la precarización y «plataformización» de la vida, esta cuestión asume dimensiones dramáticas. Una organización que no logre atraer a la juventud (no solo la estudiantil, sino también la periférica, la de los movimientos culturales, la de la clase trabajadora, la de las clases medias intelectualizadas) simplemente no tiene futuro. El vicio del «presentismo» es tanto la ignorancia del pasado como el olvido del inevitable porvenir. La extrema derecha está muy por delante de la izquierda en el manejo de las redes sociales y del lenguaje digital. Nuestros ensayos han sido tímidos. La renovación de la dirección fascista también es una realidad, con figuras emergentes, organizaciones relativamente jóvenes y miles de influencers esparcidos por todas las plataformas y explorando todo tipo de formato. La idea de que el fascismo es un movimiento de viejos........

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