Javier Valdez, a ocho años: conciencia y memoria viva
Fue hace ocho años, el 15 de mayo de 2017, cuando asesinaron a Javier Valdez en Culiacán, su ciudad natal. Aquella mañana había tenido su reunión editorial en Ríodoce, el semanario que cofundó y que sin proponérselo se convirtió en referencia obligada para entender las complejidades del narcotráfico en México. Salió a mediodía. Se subió a su coche. No llegó a su destino. Le interceptaron y mataron.
Javier Valdez no era sólo un periodista. Era una conciencia crítica, una pluma lúcida con profundo sentido humano, que narraba lo innombrable: las heridas abiertas por el crimen organizado, el sufrimiento de las víctimas, las complicidades que permiten que todo eso continúe. “Callar al periodista es matar la verdad”, escribió alguna vez. Y aun con esa certeza, eligió seguir.
Su asesinato fue una pérdida irreparable. Pero lo que sus agresores no imaginaron es que su palabra seguiría viva. En cada crónica que escribió, en cada víctima que fue escuchada gracias a su trabajo, y también en las nuevas generaciones de periodistas que hoy asumen su oficio como una forma de compromiso con la verdad.
Desde entonces, su legado ha crecido. En 2018, se instituyó el © Proceso
